Conocer la Biblia es muy importante para todos nosotros, especialmente en los momentos más difíciles de nuestra vida, porque Dios habla con nosotros por medio de Su Palabra. El Espíritu Santo nos conduce, nos orienta, y cuando pasamos por tribulaciones, Él nos hace recordar lo que está escrito en la Biblia, una Palabra de Dios que nos conforte. Pero solo la recordaremos si la conocemos.
Por eso, elaboramos un plan para que usted lea la Biblia en 1 año. Si usted todavía no comenzó, haga clic aquí y empiece ahora, no lo deje para mañana. Usted verá cómo se transformará su vida.
Si usted ya está en este propósito, acompañe la lectura de hoy:
Levítico 5
1 Si alguno pecare por haber sido llamado a testificar, y fuere testigo que vio, o supo, y no lo denunciare, él llevará su pecado.
2 Asimismo la persona que hubiere tocado cualquiera cosa inmunda, sea cadáver de bestia inmunda, o cadáver de animal inmundo, o cadáver de reptil inmundo, bien que no lo supiere, será inmunda y habrá delinquido.
3 O si tocare inmundicia de hombre, cualquiera inmundicia suya con que fuere inmundo, y no lo echare de ver, si después llegare a saberlo, será culpable.
4 O si alguno jurare a la ligera con sus labios hacer mal o hacer bien, en cualquiera cosa que el hombre profiere con juramento, y él no lo entendiere; si después lo entiende, será culpable por cualquiera de estas cosas.
5 Cuando pecare en alguna de estas cosas, confesará aquello en que pecó,
6 y para su expiación traerá al Señor por su pecado que cometió, una hembra de los rebaños, una cordera o una cabra como ofrenda de expiación; y el sacerdote le hará expiación por su pecado.
7 Y si no tuviere lo suficiente para un cordero, traerá al Señor en expiación por su pecado que cometió, dos tórtolas o dos palominos, el uno para expiación, y el otro para holocausto.
8 Y los traerá al sacerdote, el cual ofrecerá primero el que es para expiación; y le arrancará de su cuello la cabeza, mas no la separará por completo.
9 Y rociará de la sangre de la expiación sobre la pared del altar; y lo que sobrare de la sangre lo exprimirá al pie del altar; es expiación.
10 Y del otro hará holocausto conforme al rito; así el sacerdote hará expiación por el pecado de aquel que lo cometió, y será perdonado.
11 Mas si no tuviere lo suficiente para dos tórtolas, o dos palominos, el que pecó traerá como ofrenda la décima parte de un efa de flor de harina para expiación. No pondrá sobre ella aceite, ni sobre ella pondrá incienso, porque es expiación.
12 La traerá, pues, al sacerdote, y el sacerdote tomará de ella su puño lleno, para memoria de él, y la hará arder en el altar sobre las ofrendas encendidas al Señor; es expiación.
13 Y hará el sacerdote expiación por él en cuanto al pecado que cometió en alguna de estas cosas, y será perdonado; y el sobrante será del sacerdote, como la ofrenda de vianda.
14 Habló más el Señor a Moisés, diciendo:
15 Cuando alguna persona cometiere falta, y pecare por yerro en las cosas santas del Señor, traerá por su culpa al Señor un carnero sin defecto de los rebaños, conforme a tu estimación en siclos de plata del siclo del santuario, en ofrenda por el pecado.
16 Y pagará lo que hubiere defraudado de las cosas santas, y añadirá a ello la quinta parte, y lo dará al sacerdote; y el sacerdote hará expiación por él con el carnero del sacrificio por el pecado, y será perdonado.
17 Finalmente, si una persona pecare, o hiciere alguna de todas aquellas cosas que por mandamiento del Señor no se han de hacer, aun sin hacerlo a sabiendas, es culpable, y llevará su pecado.
18 Traerá, pues, al sacerdote para expiación, según tú lo estimes, un carnero sin defecto de los rebaños; y el sacerdote le hará expiación por el yerro que cometió por ignorancia, y será perdonado.
19 Es infracción, y ciertamente delinquió contra el Señor.
Salmos 3
1 ¡Oh el Señor, cuánto se han multiplicado mis adversarios! Muchos son los que se levantan contra mí.
2 Muchos son los que dicen de mí: No hay para él salvación en Dios. (Selah)
3 Mas tú, el Señor, eres escudo alrededor de mí; mi gloria, y el que levanta mi cabeza.
4 Con mi voz clamé al Señor, y él me respondió desde su monte santo. (Selah)
5 Yo me acosté y dormí, y desperté, porque el Señor me sustentaba.
6 No temeré a diez millares de gente, que pusieren sitio contra mí.
7 Levántate, el Señor; sálvame, Dios mío; porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla; los dientes de los perversos quebrantaste.
8 La salvación es del Señor; sobre tu pueblo sea tu bendición. (Selah)
Salmos 4
1 Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia. Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar; ten misericordia de mí, y oye mi oración.
2 Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo volveréis mi honra en infamia, amaréis la vanidad, y buscaréis la mentira? Selah
3 Sabed, pues, que el Señor ha escogido al piadoso para sí; el Señor oirá cuando yo a él clamare.
4 Temblad, y no pequéis; meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad. Selah
5 Ofreced sacrificios de justicia, y confiad en el Señor.
6 Muchos son los que dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? Alza sobre nosotros, oh Señor, la luz de tu rostro.
7 Tú diste alegría a mi corazón mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto.
8 En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, el Señor, me haces vivir confiado.
Proverbios 20
1 El vino es escarnecedor, la sidra alborotadora, y cualquiera que por ellos yerra no es sabio.
2 Como rugido de cachorro de león es el terror del rey; el que lo enfurece peca contra sí mismo.
3 Honra es del hombre dejar la contienda; mas todo insensato se envolverá en ella.
4 El perezoso no ara a causa del invierno; pedirá, pues, en la siega, y no hallará.
5 Como aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre; mas el hombre entendido lo alcanzará.
6 Muchos hombres proclaman cada uno su propia bondad, pero hombre de verdad, ¿quién lo hallará?
7 Camina en su integridad el justo; sus hijos son dichosos después de él.
8 El rey que se sienta en el trono de juicio, con su mirar disipa todo mal.
9 ¿Quién podrá decir: Yo he limpiado mi corazón, limpio estoy de mi pecado?
10 Pesa falsa y medida falsa, ambas cosas son abominación al Señor.
11 Aun el muchacho es conocido por sus hechos, si su conducta fuere limpia y recta.
12 El oído que oye, y el ojo que ve, ambas cosas igualmente ha hecho el Señor.
13 No ames el sueño, para que no te empobrezcas; abre tus ojos, y te saciarás de pan.
14 El que compra dice: Malo es, malo es; mas cuando se aparta, se alaba.
15 Hay oro y multitud de piedras preciosas; mas los labios prudentes son joya preciosa.
16 Quítale su ropa al que salió por fiador del extraño, y toma prenda del que sale fiador por los extraños.
17 Sabroso es al hombre el pan de mentira; pero después su boca será llena de cascajo.
18 Los pensamientos con el consejo se ordenan; y con dirección sabia se hace la guerra.
19 El que anda en chismes descubre el secreto; no te entremetas, pues, con el suelto de lengua.
20 Al que maldice a su padre o a su madre, se le apagará su lámpara en oscuridad tenebrosa.
21 Los bienes que se adquieren de prisa al principio, no serán al final bendecidos.
22 No digas: Yo me vengaré; espera al Señor, y él te salvará.
23 Abominación son al Señor las pesas falsas, y la balanza falsa no es buena.
24 Del Señor son los pasos del hombre; ¿Cómo, pues, entenderá el hombre su camino?
25 Lazo es al hombre hacer apresuradamente voto de consagración, y después de hacerlo, reflexionar.
26 El rey sabio avienta a los impíos, y sobre ellos hace rodar la rueda.
27 Lámpara del Señor es el espíritu del hombre, la cual escudriña lo más profundo del corazón.
28 Misericordia y verdad guardan al rey, y con clemencia se sustenta su trono.
29 La gloria de los jóvenes es su fuerza, y la hermosura de los ancianos es su vejez.
30 Los azotes que hieren son medicina para el malo, y el castigo purifica el corazón.
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