El diccionario define a la palabra envidia como “disgusto o pesar por el bien o por la felicidad ajena; deseo violento de poseer el bien ajeno”. Qué definición grave, ¿no? ¿Pesar por el bien o por la felicidad ajena? ¿Deseo violento de poseer el bien ajeno? Así es, la envidia es exactamente eso.
Y no existe la “envidia santa”, como muchos dicen por ahí, ese sentimiento es devastador.
Cuando alguien le envidia, le está deseando el mal, y por ese motivo la víctima sufre trabas y complicaciones inexplicables. “El corazón apacible es vida de la carne; mas la envidia es carcoma de los huesos.”, (Proverbios 14:30).
Quien envidia a alguien desea afectar al envidiado, pero él no es el único que puede resultar perjudicado. ¿Cómo una persona puede desearle el mal a otra y no ser afectada? Cuando el mal deposita la envidia en su corazón, su objetivo no es solamente destruir a la otra persona, sino a usted también. La envidia lo llevará a la destrucción.
Si usted cree que está siendo víctima de la envidia y por eso sus negocios no progresan, acérquese a participar este lunes del Congreso para el Progreso, lo esperamos a las 8, 10, 12, 16 y 20 h en Av. Corrientes 4070, Almagro.
Superaron las trabas y lograron conquistar
Alison: “Tenía la vida trabada. Había conseguido trabajo pero no me gustaba la tarea, el sueldo y el ambiente, estaba muy disconforme. Empecé a participar del Congreso para el Progreso y logré un nuevo trabajo, en el puesto que yo quería. Además, me mudé a Capital así que no sufro más con el viaje. También me llamaron de otro trabajo en el que me ofrecieron el triple de lo que estoy ganando ahora”.
Víctor: “Tenía muchas deudas, no había forma de pagarlas, le debía a cinco bancos distintos. Conocí el Congreso para el Progreso a través de la TV. Empecé a participar y con perseverancia, poco a poco, saldé mis deudas. Logré alquilar una propiedad que tenía, cambié el auto y abrí una empresa de mantenimiento. Además, voy a viajar al exterior”.
Dora: “Llegué al Congreso para el Progreso desempleada, hacía un año y medio que no tenía trabajo. Estaba muy nerviosa y fumaba mucho. Empecé a perseverar y conseguí un trabajo tal como yo había pedido. Me capacité, me recibí y sigo luchando. Conquisté dos departamentos. No sufro más nerviosismo ni paso necesidades”.
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