Leandro: «Empecé a tomar alcohol a los trece años. Después, probé el cigarrillo y me involucré en la vida nocturna. Fue entonces cuando comencé a consumir marihuana y cocaína. Eso me destruyó por completo.
Consumía marihuana todos los días porque intentaba así llenar el vacío que sentía desde muy chico. Había perdido a mi madre y no contaba con una persona que me ayudara. Tenía a mi padre, no me faltaba nada, pero no tenía una persona que estuviera cerca de mí para corregirme. Tomé malas decisiones en la vida, las cuales me llevaron al vicio. Llegué al extremo de beber tanto alcohol que llegaba inconsciente a mi hogar. No me acordaba de nada, no sabía si estaba en el auto o en mi casa. Era muy fea la situación en la que me encontraba. El alcohol y las drogas habían destruido mi juventud.
Gracias a una invitación, conocí el Tratamiento para la cura de los vicios y comencé a participar de las reuniones. No fue fácil, pero quería cambiar de vida, así que usé mi fe, perseveré y me liberé de todos los vicios.
Hoy, gracias a Dios, ya no necesito la marihuana, el alcohol y las noches de fiestas para ser feliz. Antes, mi vida sentimental también estaba destruida por los hábitos que tenía, pero luego me casé y tuve un hijo. Además, pude abrir mi emprendimiento. Mi vida se transformó por completo, gracias a Dios».
El asiste a la Iglesia Universal ubicada en República 902, San Fernando del Valle de Catamarca.
Para ponerles fin a los vicios, inicie el tratamiento gratuito, el domingo a las 15 h en Av. Corrientes 4070 – Almagro.
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