Es del conocimiento de todos que nosotras, las mujeres, nos interesamos por temas relacionados con la belleza. Prueba de este interés, es la búsqueda en revistas femeninas, programas diarios en la TV, en videos en internet y en blogs que nos enseñen y aconsejen. De esta manera camina rápidamente el universo femenino.
En el afán de estar dentro del estándar de belleza socialmente establecido, son realizados grandes esfuerzos. Muchas gastan tiempo, dinero – a veces corren el riesgo inclusive, de perder la salud – y aún sí, no alcanzan la satisfacción.
Va en aumento el número de mujeres que se someten a cirugías plásticas, y otras, a las que les gustaría cambiar algo aquí y allí en su cuerpo o en su apariencia, pero no lo hacen porque no tiene condiciones económicas.
No tengo nada en contra de los cambios, ni del deseo de sentirse bien por ellos, pero me asusta la constante insatisfacción y de lo que son capaces de hacer por la transformación exterior, porque lo que ven delante del espejo, ¿es tan malo?
Después de todo, ¿qué es lo realmente bonito en la mujer?
Me gustaría hablar de una belleza que el tiempo no roba, que la tarjeta de crédito no compra y que no está presente en el ADN, pero que es totalmente accesible para aquellas que invierten mucho más que en el aspecto físico para ser realmente bonitas.
Recuerde que es inútil buscar qué es lo correcto y lo equivocado en la moda y en el maquillaje, si no se sabe qué es lo correcto y lo equivocado en el comportamiento y en la vida.
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