La violencia fue una constante durante la niñez de Carina Torres: “Desde chica quise ser feliz, pero siempre sufrí mucho. En mi casa había mucha violencia, mi papá golpeaba a mi mamá constantemente.
La situación de mi familia me marcó mucho. Me costaba mucho relacionarme con otras personas.
Tuve que salir a trabajar desde chica, porque la situación económica era muy difícil.
Crecí y logré tener una familia y dos hijos, pero era muy nerviosa y maltrataba a los chicos. Además, tenía el vicio del cigarrillo, no lo podía controlar, era más fuerte que yo.
La desesperación, me llevó a varios intentos de suicidio, pensaba que no valía la pena seguir viviendo esa vida.
Llegué a la Universal, a través de una invitación. Estaba embarazada y no podía dejar de fumar, el vicio me estaba destruyendo, yo sola no podía abandonarlo.
Me costó ponerme firme porque iba y venía. Pero, gracias a Dios fui libre de los vicios, del nerviosismo y de la tristeza. Tengo un matrimonio muy bendecido, y mi familia está en la presencia de Dios”.
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