En la Obra de Dios, el Llamado al Altar exige Santidad, Madurez Espiritual, Carácter, Humildad, Aprobación Divina y una Vida Moral Íntegra. Sin embargo, no todos los que comienzan en la Obra permanecen en ella. A lo largo de estas tres décadas sirviendo a Dios, hemos observado que existen tres grupos distintos de personas que son removidas, cada uno con actitudes y destinos espirituales diferentes.
1.° Los que son removidos para cuidar su vida espiritual
Este grupo está compuesto por personas Sinceras, Humildes y Temerosas de Dios. En un determinado momento reconocen que no tienen las condiciones espirituales necesarias para continuar sirviendo en el Altar. Sin embargo, no se apartan de la Fe. Permanecen firmes en la Iglesia, participan activamente en los Grupos y siguen buscando a Dios con Inteligencia, Gratitud y Fidelidad.
Ejemplo Bíblico:
“… al corazón contrito y humillado, oh Dios, no despreciarás”. Salmos 51:17
Estas personas comprenden que Servir a Dios no se limita al Altar. Continúan Sirviendo voluntariamente dentro de sus posibilidades, manteniendo una vida de Comunión con Dios y dando buen Ejemplo de Fe y Carácter Cristiano.
Es importante destacar que pedir ayuda y reconocer su verdadero estado espiritual no es señal de debilidad, sino de Valentía. Esta actitud, motivada por una Fe Sincera, puede hacer que pierdan un título o un cargo eclesiástico, pero les hará ganar mucho más en la Eternidad.
Principio espiritual:
“Según cada uno ha recibido un Don especial, úselo Sirviéndoos los unos a los otros como buenos Administradores de la Multiforme Gracia de Dios”. 1 Pedro 4:10
2.° Los que permanecen en la Iglesia, pero no reconocen sus errores
Lamentablemente, algunas personas, aun estando dentro de la Obra de Dios, con el paso del tiempo, muestran que no nacieron de nuevo, es decir, comenten graves errores y vuelven a vivir en la práctica del pecado, dejando en evidencia que nunca recibieron al Espíritu Santo, por eso, deben ser removidas de la Obra.
Sin embargo, en lugar de humillarse delante de Dios, con el fin de alcanzar la Salvación del Alma, se resisten a aceptar la corrección y no reconocen sus fallas de carácter ni su inmadurez espiritual. En vez de arrepentirse y humillarse bajo la Poderosa Mano de Dios, se vuelven críticas, murmuradoras y juzgan a los siervos de Dios. Dejan de participar en los Grupos y muchas veces intentan contaminar a otros con su amargura.
Asisten a las reuniones como si le estuvieran haciendo un favor a Dios o a la Iglesia que Él usó para Salvarlos y Transformar sus vidas.
Ejemplo Bíblico:
“Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis juzgados; mirad, el Juez está a las puertas”. Santiago 5:9
Estas personas, desafortunadamente, se convierten en instrumentos de división y tropiezo dentro del cuerpo de Cristo. Suelen presentarse como conocedoras de todo, sin disposición para escuchar o aprender. Además de hablar dentro de la Iglesia, utilizan redes sociales y aplicaciones de mensajería para divulgar sus opiniones, incluso utilizando la Palabra de Dios fuera de contexto para justificar sus errores.
Advertencia Bíblica:
“Pero evita controversias necias, genealogías, contiendas y discusiones acerca de la Ley, porque son sin provecho y sin valor. Al hombre que cause divisiones, después de la primera y segunda amonestación, deséchalo…”. Tito 3:9-10
Aunque sus palabras puedan parecer suaves o razonables, es fácil identificarlas, pues siempre tienen algo que criticar o cuestionar. Lo mejor en estos casos es apartarse de tales personas para no contaminarse con su mala fe.
3.° Los que salen de la Iglesia y se vuelven opositores
Este último grupo está formado por personas que, luego de cometer un pecado grave (falla de carácter) no solo son removidas de la Obra, sino que se rebelan y abandonan la Iglesia. Se convierten en opositores activos, hablando mal de la Iglesia, de sus doctrinas, de la disciplina y del orden que Dios estableció.
Buscan “vacunar” a otros contra la Fe Inteligente, tanto dentro como fuera de la Iglesia.
Ejemplo Bíblico:
“Salieron de nosotros, pero en realidad no eran de nosotros, porque si hubieran sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros…”. 1 Juan 2:19
Estas personas se rebelan contra la Autoridad Espiritual del Obispo Macedo, contra nuestra autoridad como siervos del Dios Vivo y contra el Propio Espíritu Santo. Se convierten en enemigos de la Cruz de Cristo.
Son capaces de levantar falsos testimonios, calumnias, y usan las redes sociales para distorsionar los hechos, difundiendo mentiras con el objetivo de difamar la Iglesia a toda costa.
Advertencia Bíblica:
“Porque muchos andan como os he dicho muchas veces, y ahora os lo digo aun llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo…”. Filipenses 3:18
Conclusión
La Obra de Dios es Santa y exige Santidad, Responsabilidad, Verdad, Justicia y Humildad. Ser removido no significa necesariamente estar perdido, pero la actitud que se toma después de la remoción revela el verdadero estado del corazón de cada uno.
Por eso, cada persona debe examinar su vida espiritual y buscar permanecer fiel, ya sea en el Altar o en el Atrio, sirviendo a Dios con Sinceridad, Fervor y Gratitud.
Es importante entender que nadie es removido de la Obra por decisión de un Obispo o Pastor, sino por el Propio Dios. Él ve todas las cosas y sabe lo que es mejor para la Salvación de cada Alma y para Su Obra.
“Por tanto, el que cree que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga”. 1 Corintios 10:12
Espero que esta meditación te haya sido útil. Si es así, te pido que incluyas en tus oraciones a quienes forman parte de uno de estos tres grupos… y también a mí.
¡Nos vemos en la IURD o en las Nubes!
Obispo Julio Freitas
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