- “¿Cómo sé si es la Voluntad de Dios que suba al Altar y haga la Hoguera Santa?”.
- “¿Cómo sé si no es solo emoción, costumbre o presión del momento?”.
La respuesta que Dios nos da está en Isaías 53: “Pero Quiso el Señor quebrantarle…”. Sí, era la Voluntad de Dios.
El Espíritu Santo Afirma
“Pero Quiso el Señor quebrantarle, sometiéndole a padecimiento. Cuando Él Se entregue a Sí mismo como ofrenda de expiación, verá a Su descendencia, prolongará Sus días, y la Voluntad del Señor en Su Mano Prosperará”. Isaías 53:10
Acá hay tres puntos Liberadores:
- La Voluntad de Dios era que Él Se entregara
No fue casualidad, accidente, maldad humana o una tragedia sin sentido. El Padre Quiso que Su Único Hijo Jesús Se entregara, no porque Le agrade el sufrimiento, sino por el resultado Eterno de esa entrega voluntaria e incondicional.
- La entrega fue el Mayor Sacrificio de expiación ya existente e insuperable
Jesús no Se entregó “porque sí”. Se entregó como Sacrificio Vivo, Santo y Agradable al Padre de forma consciente y voluntaria porque había un propósito espiritual: abrir la Puerta hacia la Eternidad con Dios. Fue una entrega total para que otros pudieran ser Salvos.
- De esa Entrega total nacería una descendencia
A partir de ese Sacrificio, Él vería Su descendencia. Millones de personas Naciendo de Nuevo, siendo Justificadas por la fe, Llenas del Espíritu Santo y viviendo para hacer Su Voluntad hasta el último suspiro de sus vidas en la Tierra, para entonces iniciar Su Eternidad con Él.
Esta Hoguera Santa no puede ser una más
- No se trata solo de subir al Altar “porque todos lo hacen” o para “dar una buena ofrenda”.
- Se trata de entregar el alma y la vida 100 % como sacrificio vivo, para que a partir de esa entrega nazca:
- Una nueva mente.
- Un nuevo carácter.
- Una nueva historia.
- Una vida Llena del Espíritu Santo.
- Una descendencia espiritual, en la que quien es salvo gane almas y, consecuentemente, haya familias transformadas y con frutos Eternos.
Esto duele, produce angustia y sentís presión, pero Dios te está Diciendo, por medio de esta palabra: “Hoy estás en conflicto, pero, si elegís Mi Voluntad, mañana mirarás hacia atrás y verás que valió la pena haber obedecido”.
Cuando vemos lo que el Espíritu hace en nosotros a través de un carácter Transformado, de una Paz incomparable, de una verdadera Comunión con Dios y de la Alegría de la Salvación, entendemos el motivo de las presiones y conflictos internos que vivimos para llegar a este punto, así como Jesús.
Del conflicto a la satisfacción:
Lo que Dios te mostró es una dirección muy clara para que no dudes más:
Hoy: lucha interna, conflicto entre carne, corazón y espíritu.
- Pensamientos de miedo: “¿Y si pierdo?”; “¿Y si no pasa nada?”; “¿Y si me arrepiento?”.
- Aflicción del alma: miedo a renunciar, a subir al Altar, a perder el control.
Mañana: si obedecés y te entregás como “ofrenda de expiación”, es decir, renunciás totalmente a tu voluntad para hacer la de Dios, alcanzarás:
- Una mente limpia, abierta y en paz.
- Un alma libre, liviana y alegre.
- Un cuerpo con nuevas fuerzas.
- Una vida Dirigida por el Espíritu Santo.
- Y, sobre todo, la certeza de la Salvación.
Viviane y yo estamos preparándonos para llevar tu petición al mismo jardín en el que estuvo Jesús, el Getsemaní, donde oraremos por vos y por mí.
¡Nos vemos en breve, en la IURD o en las Nubes!
Obispo Julio Freitas
