Esta historia es muy típica en el mundo de las relaciones. La mujer se enamora de un bad boy, un sinvergüenza, una basura de hombre – o como quiera llamar al tipo de hombre que tiene algunas cualidades atractivas pero que en el fondo no sirve.
Él es lindo, pero mentiroso. Tiene una manera de hablar que hace derretir el corazón de ella – y también el de las demás a quienes vive coqueteando por donde va. Pasa un aire de seguridad, confianza, pero cuando toma o se enoja, se pone agresivo al punto de dar miedo.
Todo el mundo le dice a ella que no va a funcionar. Los parientes le avisan: “Ni siquiera conoces bien a ese muchacho, ¿ya vas a vivir con él?” Las amigas dudan: “¿Será que él es un hombre para casarse?” Ella, ciega por un sentimiento que confunde con amor, piensa que están queriéndole impedir su felicidad.
Sí, incluso le parecen extrañas ciertas actitudes de él como desaparecer durante tres días, no atender sus llamados, y después volver diciendo: “Fui raptado por una plato volador y allí adentro el celular no funcionaba.” O la historia que ya le contó tres veces del porqué terminó con la ex – cada vez una versión diferente. Pero ella no quiere tener “malos ojos”. Después de todo, en el fondo “él es una buena persona”, piensa.
Y contra toda la inteligencia, decide invertir en esa relación. En el fondo, piensa que su amor por él es tan fuerte que logrará cambiarlo. Cuando él vea que ella se entregó de cuerpo, alma, espíritu y cuenta bancaria, la amará con la misma intensidad, se volverá un hombre mejor y se casará con ella.
Si usted, o alguien que conoce, está en esta trampa, ¡despierte! Los hombres así no son proyectos de reforma. No sea ingenua.
En vez de que se reforme, la mayor probabilidad será que al final de algunos años (tal vez meses) usted habrá agotado su belleza, fuerzas, dinero y paciencia sin ningún éxito. Y cuando esté acabada, con unos pares de cuernos en la cabeza, humillada y cansada de llorar por él, de alguna forma conseguirá hacerla culpable de que la relación no haya funcionado.
Sin embargo, si después de leer esto aún decide ir hacia adelante, vaya. Usted se lo merece.
Extraído Blog Obispo Renato Cardoso
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