Verónica: «Mi problema de salud empezó con una picazón en todo el cuerpo. Después, mi piel se puso amarilla, tenía muchas náuseas y dolor abdominal. Fui al médico, me hicieron análisis de sangre y descubrieron que tenía algo en el hígado, pero no sabían qué era. Por eso, me dejaron internada durante diez días.
Me atendieron varios médicos, sospechaban que podía tener una obstrucción en un conducto del hígado. Una de las soluciones era colocar una especie de stent para abrirlo y que pudiera transitar la bilis. Otras causas posibles de mi malestar eran cáncer de hígado o una cirrosis en los conductos hepáticos.
En ese entonces, ya participaba de las reuniones de los martes, y había tenido respuestas de sanidad en la salud de mi familia. Por eso, en esta oportunidad, pedí por mí, por mi sanidad. Reactivé mi fe y empecé a luchar por esa cura.
De a poco, se me fueron las ganas de vomitar, los valores de bilirrubina en sangre descendieron y pude empezar a comer. Los médicos se sorprendían porque el diagnóstico no coincidía con la forma en que cambiaba mi estado de salud.
Ante ese panorama, decidieron repetir los estudios y no encontraron nada. El conducto que estaba obstruido volvió a su tamaño, a su calibre normal; la bilis empezó a fluir como debía y desapareció el color amarillo de mi piel. Me aferré a Dios y vencí la enfermedad. Estoy sana. Lo que ocurrió con mi salud fue un milagro».
Ella asiste a la Iglesia Universal ubicada en Rioja 1448, Mendoza.
¿Qué es una obstrucción biliar?
Se presenta cuando el conducto que transporta la bilis del hígado al intestino delgado se encuentra bloqueado por un cálculo, tumor, una herida o inflamación. Si no se trata, puede causar infección, posibilidad de muerte o enfermedad hepática crónica.
Fuente: medlineplus.gov
Participá este martes de la Reunión de Sanidad, a las 8, 10, 12, 16 y especialmente a las 20 h, en Av. Corrientes 4070 – Almagro o en la Universal más cercana a vos.
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La Iglesia Universal del Reino de Dios aclara que todos los conceptos emitidos en este sitio, como en su programación radial y televisiva, en modo alguno deben ser interpretados en desmedro de la medicina ni de quienes la practican. NO DEJES DE CONSULTAR A TU MÉDICO.
