Citada en la Biblia varias veces en el Antiguo y en el Nuevo Testamento, Tiro era una antigua ciudad de origen fenicio que pertenece hoy al Líbano. Los habitantes de Tiro eran aliados de Israel desde los tiempos de David, como muestra el libro de Reyes, ya que fue desde allí que se enviaron diversos materiales y profesionales para la construcción del imponente Templo de Salomón. Por esta ciudad pasaron algunos de los personajes bíblicos más importantes. Aquí, pisaron Pablo, Esteban y el propio Jesucristo.
Es también vecina de otra tierra muy citada, Sidón, que se ubica a 30 kilómetros de la costa del Mar Mediterráneo. Se la conoce localmente como Shûr, “roca” o “muralla” en árabe (o “Sur”, en latín), por haberse construido allí una imponente fortaleza. Estaba dividida en dos partes: “La antigua Tiro”, compuesta por la citada fortaleza; y la ciudad propiamente dicha, la cual se erguía en una isla rocosa muy cercana a la costa libanesa.
Su posición militarmente estratégica, tanto en relación a la costa como al mar, le daba una visión privilegiada, y su ejército difícilmente era sorprendido por enemigos. En el 586 antes de Cristo (a.C.), los guerreros de Nabucodonosor, desde Babilonia, cercaron la isla durante 13 años, pero no lograron entrar. En el siguiente intento, permaneció rodeada durante 7 meses, hasta que el macedonio Alexandre, el Grande, logró tomar la tierra. El nuevo dominio no enfrió el carácter comercial del lugar, manteniendo una importante ruta y centro de mercadorías hasta la era cristiana. Alexandre ordenó que la isla fuera integrada a la costa. La antigua Tiro fue demolida y sus piedras fueron usadas para rellenar el terreno, con el fin de unir la ciudad insular al continente.
En el Evangelio de Ezequiel (capítulo 27) queda bien clara la tradición naval, pesquera, militar y comercial de los turinenses, y la calidad del trabajo de sus constructores y artesanos también, además de dejar registrado que poseían los mejores materiales de la época, entre los que se encontraban tejidos nobles, maderas y metales.
Los almacenes de la Tiro bíblica guardaban gran parte de los artículos comercializados en el mundo conocido por entonces. Los mercaderes locales fueron los primeros en navegar por las aguas del Mediterráneo, fundando colonias que se convirtieron en centros de excelente estrategia, en puntos como la propia costa mediterránea, o el Mar Egeo (Grecia), África, Sicilia, Córcega y la Península Ibérica. Originalmente, antes de la ampliación que unió al continente, la ciudad poseía dos importantes puertos. El de la parte norte permanece en actividad, hasta hoy.
Más tarde, habiendo pasado por las manos de varios reinados que la conquistaron, fue de vital importancia para el cristianismo, por recibir a cristianos influyentes como Pablo (foto), que pasó por allí predicando, durante un tiempo.
De Tiro provenía una rara tinta, la púrpura turinense, extraída de una especie de concha (encontrada solo en esta parte del mundo). Tal rareza era usada para teñir tejidos destinados solo a la nobleza y a la realeza de muchas culturas (de ahí el uso histórico del violeta en la vestimenta, accesorios y artefactos de autoridades y familias de gran distinción financiera).
Dos mitos al Dios de verdad
En la mitología griega, Tiro era la tierra natal de la princesa fenicia Europa, que encantó al legendario Zeus y quien fuera llevada a Creta, años después, cruzando las aguas en dirección a la costa. Era una ficción para ejemplificar el flujo colonizador de los fenicios, demostrado claramente el nombre de aquel que aún hoy es uno de los continentes más influyentes del planeta. En alusión a la princesa también fue bautizada una de las lunas del planeta Júpiter (nombre equivalente a Zeus en la mitología romana, por la obvia unión entre los dos personajes en la ficción).
Pasados los mitos de la vida real, Jesucristo comenzó a predicar en la costa local, en Tiro y Sidón, donde enseñaba, aun cuando su intención era solo descansar. El pueblo lo descubría y Él no perdía la chance de hablar sobre Dios o promover curas físicas y espirituales (conforme el mismo episodio contado en Mateo 15:21 y Marcos 7:24, sobre una madre que clama la cura de la hija poseída por demonios). Tiro también fue citada en otros libros de la Biblia, como Isaías, Jeremías, Ezequiel, Joel, Amós, Zacarías, Reyes, Salmos, Lucas, Josué y 2ª de Samuel.
Incluso alguno de los importantes nombres del arte universal se inspiraron en Tiro y sus habitantes. La historia más famosa (después de la Biblia) en alusión a la ciudad es, sin lugar a dudas, la pieza “Pericles, el Príncipe de Tiro”, de William Shakespeare, pero ésta también está escrita en prosa y verso en las líneas de Oscar Wilde, Rudyard Kipling, E. Nesbit, incluso en uno de los temas del cantante Bob Dylan (en la canción “Sad Eyed Lady of the Lowlands”).
Tiro se transformó en provincia de Roma en el año 64 después de Cristo. Después de estar bajo dominios distintos, hoy pertenece al Líbano. Tiene cerca de 117 mil habitantes, a 80 kilómetros de la capital libanesa de Beirut, y es la cuarta mayor ciudad del país.
Sobre el final de la década del 70 del siglo pasado, Tiro fue muy dañada en la Operación Litani, donde el ejército israelita realizó una gran ofensiva contra la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), y usaron la ciudad como base, en la llamada Guerra Civil del Líbano. La zona fue destruida a principios de la década siguiente, en la Guerra del Líbano, que entonces era una base israelita. En el 2006, el área fue sacudida otra vez por los combates entre Israel y la facción islámica, política y paramilitar Hezbollah.
Actualmente, la mayoría de los habitantes de Tiro son musulmanes, con una pequeña (pero bien identificada) porción cristiana. Su tradición pesquera permanece sobre las márgenes de bello, imponente y siempre rico Mediterráneo. Además, es un punto turístico imperdible que integra lo antiguo y lo moderno.
[related_posts limit=”12″]