La mente del ser humano es el centro de control de su vida. Si es controlada por malos pensamientos, las consecuencias se reflejarán en sus días a través de la ansiedad, la tristeza, la violencia, el odio, la envidia y el rencor, por ejemplo. Por eso, la mente necesita ser protegida.
Para entender mejor cómo controlar los malos pensamientos, necesitamos comprender de dónde provienen. En Marcos 7:21,
«Jesús dijo: Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos…»
Basándonos en este pasaje, entendemos que existen dos tipos de influencia: la interna y la externa. La interna es que los malos pensamientos están dentro de nosotros a través de nuestro corazón, que es capaz de proyectar tanto el bien como el mal. En nuestro interior hay una lucha constante contra lo que el corazón sugiere. Entonces, cuando surge un mal pensamiento, es necesario combatirlo no aceptándolo y, en seguida, tratar de pensar como Dios para contrarrestarlo. Ese es el mecanismo de defensa que tenemos que desarrollar dentro de nosotros para vencer las sugerencias malignas del corazón.
Pero no es solo eso. También debemos estar atentos a lo que viene de afuera, porque muchas veces luchamos tanto para no permitir que nuestro corazón produzca malos pensamientos, pero escuchamos a personas que no tienen nada bueno para ofrecernos y dejamos que sus palabras contaminen nuestra mente.
Por lo tanto, si querés vencer los males que luchan por encontrar espacio en tu mente, no basta con estar atento y combatir solo los pensamientos que vienen desde adentro, sino también aquellos que intentan entrar por tus ojos y tus oídos.
Si notás que tenés dificultad para vencer los malos pensamientos, entendé de dónde vienen y que el diablo aprovecha las situaciones para soplar malas ideas en tu mente. También tenés que entender que las únicas armas de defensa son la oración y la fe, que conectan tu mente con la Mente de Dios.
Por eso, la Palabra de Dios enseña que tenemos que orar sin cesar (1 Tesalonicenses 5:17). Eso no significa que tengamos que estar de rodillas 24 horas al día, sino que debemos estar siempre en espíritu de oración, pensando en la Voluntad de Dios y escuchando Su Palabra, porque Él tiene poder para consolar tu alma debido a los malos pensamientos.