“Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía Su palabra.”, (Lucas 10:38-29).
Eran dos hermanas, Marta y María, ellas representan dos tipos de personas. La primera recibió al Señor Jesús en su casa, pero fue María la que dejó todo para estar a Sus pies.
“Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.”, (Lucas 10:40-42). La buena parte es la palabra de Dios. Si miramos con ojos humanos, eran 13 personas a las que Marta estaba sirviendo y su reclamo parece obvio. Sin embargo, espiritualmente, María era la que estaba en lo correcto.
Las personas están ocupadas con muchos quehaceres, pero si no se preocupan en fortalecer su fe con la Palabra de Dios, llegará un momento en el que se cansarán. Su exterior reflejará lo que llevan dentro. “El corazón alegre hermosea el rostro…”, (Proverbios 15:13). Por eso, María se fortaleció para seguir adelante.
Marta pertenece al grupo de los religiosos. Jesús estaba en su casa, pero ella estaba ansiosa. Se preocupó más por su trabajo, que por lo que tenía adelante.
Con el tiempo, a muchos les ha sucedido lo mismo que a Marta. Viven y actúan como ella, puede que se vuelva costumbre y pierdan lo más importante: la presencia de Dios. La ansiedad la llevó a despreciar la palabra de Jesús. Al preocuparse por la parte religiosa, cómo podría ser fuerte más adelante, por eso, algunos están fríos dentro de la iglesia. María y Marta representan al que oye y practica, y al que no está interesado en oír. Por eso, cuando esté afligido, busque a Dios, si usted le da prioridad y se entrega recibirá el Espíritu Santo.
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