Nadie duda de los beneficios de tener una mascota. Son una agradable compañía, estimulan a los más chicos y divierten a toda la familia. Sin embargo, hay que tomar ciertas precauciones para que algunas enfermedades puntuales no afecten a los integrantes de la familia.
En primer lugar, tanto perros como gatos suelen estar infectados con parásitos intestinales. Algunas variedades se trasmiten al hombre, como la tenia saginata, más conocida como “lombriz solitaria”, que ingresa al organismo del hombre a través de pulgas o incluso de las lamidas del animal, que suele usar su lengua para higienizarse la zona anal. Para prevenir el contagio se recomienda desparasitar a los cachorros y, de adultos, tratarlos con antiparasitarios una vez al año para descartar cualquier infección.
Por el lado de los gatos, el mayor riesgo es el parásito Toxoplasma gondii, responsable de la toxoplasmosis. Como el animal no muestra síntomas de infección, no se sabe si está o no infectado. El mayor peligro está en las mujeres embarazadas, quienes le pueden pasar la infección al feto, que puede sufrir daños cerebrales y ceguera.
Los síntomas de la infección en humanos son muy parecidos a la gripe o a la mononucleosis.
Los reptiles, un grupo de mascotas que se ha vuelto más popular en los últimos años, suelen ser fuente de una forma rara de salmonella, que causa dolor de cabeza, fiebre, dolor abdominal y diarrea, como también erupción en el pecho y la espalda. Para evitar el contagio, se recomienda lavarse muy bien las manos luego de estar en contacto con los animales y no besarlos.
Los roedores que se suelen tener como mascotas son responsables de la transmisión del hantavirus, una enfermedad que puede ser fatal, la leptospirosis y un tipo de meningitis. Tanto los hámsteres, los ratones, las ratas, los cobayos y las chinchillas suelen ser transmisores de esas enfermedades, que son poco comunes pero graves.
Finalmente, los loros, patos, gorriones, gallinas, cacatúas, guacamayos y pericos transmiten psitacosis, una enfermedad que causa fiebre, diarrea, infección ocular y erupciones en el cuerpo.
Para prevenir estas enfermedades, siempre se recomienda controlar la salud del animal a través de visitas periódicas al veterinario y mantener el ambiente en el que se encuentran los animales bien limpio y ventilado.
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