Todos estamos de acuerdo en que comer es un placer con el que además de facilitar a nuestro organismo los nutrientes necesarios para poder vivir podemos disfrutar. Pero comer inadecuadamente puede traer consecuencias para nuestra salud como el sobrepeso y otra serie de trastornos derivados. Para evitar esto y disfrutar de los alimentos es importante masticar muy bien.
Es cierto que masticar bien no es el remedio para solucionar todos los problemas de sobrepeso, pues se pueden derivar de otro tipo de circunstancias, pero es una ayuda importante para no pasarnos con las comidas y ayudar a nuestro cuerpo a procesar mejor los alimentos.
Todos nosotros masticamos los alimentos para ingerirlos, pero lo hacemos de forma mecánica y rápida en la mayoría de los casos. Es importante que reparemos en esta actividad, pues es el lugar en el que comienza nuestra digestión y asimilación correcta de los nutrientes. En ningún caso debe ser una actividad mecánica, sino que debemos concentrarnos en ella para triturar al máximo el alimento.
Una buena masticación es primordial, pues con ella los alimentos que llegan a nuestro estómago están mucho más trabajados y casi digeridos. De esta manera la labor del estómago es más sencilla ya que la descomposición de los alimentos será más rápida evitando de esta manera las digestiones pesadas que ralentizan nuestro metabolismo y disminuyen el consumo calórico.
De esta manera la digestión es más rápida y los nutrientes se asimilan con más eficacia aprovechándolos al máximo y acelerando el metabolismo, a la vez que nuestros órganos no sufren tanto con la digestión, ya que algunos como el hígado o el páncreas se ven obligados a un trabajo excesivo a causa de alimentos poco triturados.
Es importante ensalivar bien los alimentos para hacer más ligera la digestión, pues la saliva es un componente que ayuda a descomponer los alimentos en nutrientes, por esto es necesaria una buena masticación, ya que la acción de masticar segrega saliva.
Masticar bien los alimentos no sólo agiliza la digestión, sino que también hace que consumamos menos alimento, pues nuestro cerebro detecta que estamos saciados aproximadamente veinte minutos después de haber ingerido el primer bocado. Si masticamos bien los alimentos estaremos más tiempo con un bocado con lo que comeremos más despacio y por lo tanto habremos ingerido menos cantidad de comida para cuando nuestro cerebro informe de que estamos saciados.
A partir de ahora debemos concentrarnos bien en lo que estamos comiendo e intentar masticarlo muy bien, tanto que casi se deshaga en la boca. Yo siempre recomiendo que el líquido se mastique suavemente para mezclarlo con la saliva y hacerlo así más digerible.
El mejor consejo: mastica cada bocado 25 veces. No tienes nada que perder y sí mucho que ganar: sacar el máximo provecho a los nutrientes contenidos a los alimentos, ya que para que el organismo pueda tener acceso a vitaminas, minerales, y proteínas de los alimentos es necesario que estos lleguen bien masticados y ensalivados al estómago. La diferencia es notable: cuando masticamos menos de 5 veces cada bocado obtenemos solamente un 40% de los nutrientes contenidos, en cambio, si lo hacemos más de 20 veces el aprovechamiento mejora notablemente de un 80 a un 95%.