María Cabrera enfrentó muchas dificultades en su vida, a los catorce años se puso en pareja y en esa etapa pasó más necesidades de las que ya había pasado en su niñez. El dinero no alcanzaba, su pareja se iba sábados y domingos, al tiempo aparece una persona a decirle que era su mujer y que estaba embarazada de mellizos. “Tuve que elegir y opté por irme, estando embarazada de un mes y con un nene de dos años. Empecé a trabajar y tenía que dejar a los nenes en una guardería. Cuando el mayor se enfermó, estaba desnutrido, y yo ya no pude seguir trabajando. En esa situación conozco a mi actual esposo y a los quince días nos juntamos, no era amor, pero era una salida. Nos fuimos a vivir a la casa de mi suegra. Como yo tenía dos hijos, había discusiones porque él no tenía la obligación de darles de comer y porque no tenía un trabajo estable y yo lo echaba de donde vivíamos”, cuenta.
El peor momento que enfrentó fue cuando con sus hijos fueron a las vías del tren para suicidarse. “Recuerdo que varias veces intenté suicidarme, la última vez estábamos sentaditos esperando que pase el tren para terminar con todo”.
Al tiempo su esposo llegó a la Universal buscando ayuda para sus problemas económicos, después ella comenzó a participar de las reuniones porque tenía problemas en los riñones por no alimentarme bien, estaba depresiva y tenía un quiste en los ovarios. “Mi esposo consiguió trabajo, perseveramos en las reuniones y fuimos cambiando. Dios restauró nuestra salud, nuestra economía, el matrimonio, todo. Participé del Ayuno de Daniel con determinación porque estaba pasando por un desierto espiritual y fue una experiencia maravillosa. Me desconecté de todo y comencé a sentirme más fuerte. Había guardado unas palabras en mi corazón y eso me estaba haciendo mal, me estaba alejando de Dios, entonces al poner toda la fuerza en el Ayuno de Daniel mi alianza con Dios fue renovada. Este propósito sirve para todos, principalmente para quien está lejos de Dios. Yo iba a la iglesia pero mi espíritu no estaba fuerte. Luchas vamos a tener siempre, pero si estamos fuertes con Dios, venceremos cualquier adversidad”, afirma.
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