Él casi nunca la llama, no se molesta en saber mucho sobre su vida y, a pesar de eso, ella sigue buscándolo…
Ella le dijo que ya no lo ama, pero él cree que con el tiempo la cosa puede cambiar…
Si usted se identifica con alguno de estos ejemplos, es porque está sufriendo en su relación o corre serios riesgos de sufrir en un futuro no muy lejano.
Hay muchos casos en los que una mujer se la pasa recibiendo migajas de cariño. Lo peor es que él la ignora, pero ella se siente aún más atraída. Por desear tanto ese amor, ella llega a cometer locuras. Lo amenaza con suicidarse, trata de quedar embarazada en las pocas veces en las que están juntos, y hasta recurren a hechizos o “trabajos” para que él no se vaya de su lado.
Enfrentar la realidad
Para salir de eso, es necesario enfrentar la realidad, abrir los ojos para ver que más que amor, esa relación es dañina y es mejor dar vuelta la página.
Las mujeres que imploran el amor de otro, en general, son personas con baja autoestima e inseguridad. Buscan aprobación y aceptación, lo que genera una relación no saludable y con grandes probabilidades de fracasar.
Renato y Cristiane Cardoso, autores de Matrimonio blindado creen que la mejor estrategia para atraer a la persona amada es dejar de estar pendiente de ella: “Comience a invertir en su propio valor. Ámese primero. No condicione su felicidad a la atención del otro. Sea feliz sin él/ella”. Tome una actitud y comience hoy su transformación.
Todos los jueves a las 16 y 20 h te esperamos en la Terapia del amor, Av. Corrientes 4070, Almagro.
El diálogo trae grandes beneficios para la pareja
Daiana y Cristian están casados hace 10 años y cuentan su experiencia: “Al principio no fue fácil porque, a pesar de estar casados y convivir, cada uno estaba en su mundo. Ella hacía sus cosas, yo las mías, compartíamos muy pocas actividades, era complicado”, cuenta él. “El primer año fue muy difícil, quisimos separarnos varias veces, teníamos muchos conflictos. En vez de querer estar juntos, pensábamos en disolver el matrimonio”, afirma ella.
Juntos, comprendieron que tenían que luchar para defender su matrimonio y, gracias a Dios, lograron hacerlo. El diálogo fue fundamental para que ellos permanecieran juntos, aunque Cristian dice que al principio, las conversaciones se resumían en simples reclamos: “La charla era una queja continua, le decía a ella que hable, que yo ya sabía qué era lo que ella iba a decirme. Hoy es diferente, buscamos tener nuestros momentos para hablar de lo que sea y si tenemos un problema buscamos conversar al respecto antes de que se convierta en un enojo que nos puede lastimar. Las cosas se resuelven hablando”.
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