Un domingo me desperté temprano como de costumbre para tener tiempo suficiente de arreglarme para ir a la iglesia. Encendí la televisión, estaba pasando un dibujo animado cristiano que me gustaba ver. Dejé la televisión prendida y comencé a maquillarme. ¡Qué cosa más linda! El dibujo mostraba historias bíblicas de una manera muy simple y espiritual, que me llevaba a situarme en lo que pasaba en la época de Jesús.
Muchas personas piensan que alimentar el espíritu requiere un ritual religioso, como orar de rodillas, ayunar o repetir rezos. Orar y ayunar son buenos, pero no es solo de esa manera que invertimos en nuestro espíritu. Usted invierte en su espíritu cada vez que piensa en las cosas del espíritu. Cuando estaba maquillándome y escuchando, aunque eran dibujitos, las enseñanzas de Jesús sobre quién es el mayor en el Reino de Dios, estaba en espíritu. Cuando me despierto a la mañana y después hablo con Dios sobre ese día, me despierto en espíritu. Cuando persevero, perdono, creo, sirvo y practico la Palabra de Dios, también estoy en espíritu. A veces no leí la Biblia aún ese día, pero medité en algo que está escrito en ella.
Cuanto más cerca de Dios usted permanece, más fuerte es su espíritu. ¡Hasta su semblante cambia! Los ojos brillan más, la sonrisa es más verdadera, su postura es más firme. Usted no anda con la cabeza baja, su lenguaje corporal es de alguien que está cerca de la luz.
En la fe.