Elba llegó a la Iglesia cuando estaba en el fondo del pozo: “Yo fumaba mucho, me podía faltar el pan, pero no el cigarrillo, me levantaba a las 5 de la mañana y lo primero que hacía era prender uno. Sufría insomnio, era muy nerviosa y lloraba siempre. Soñaba con que alguien me quisiera, pero tuve dos fracasos amorosos. Una de las parejas que tuve me pegaba. Enviudé a los 24 años con tres chicos. Me puse en pareja nuevamente. Emocionalmente estaba mal y tenía pensamientos de suicidio”.
Por su parte, Oscar recuerda: “Yo llegué con mi vida destruida. Me sentía un fracaso. Pensaba que era mejor matarme que vivir de esa manera. Llegué a la Iglesia, empecé a participar de las reuniones y mi vida fue cambiando”. Elba relata: “Una vecina me invitaba a la Iglesia. Decidí venir y dejé más de 35 años de sufrimiento. Mi deseo era formar una familia, conocí a mi esposo y nos casamos, hace 7 años que estamos juntos”.
“Gracias a Dios conquisté lo que soñé, porque no confiaba en mí. Hoy soy una persona exitosa y estoy muy feliz”, finalizó.
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