“Mi esposo padecía de un problema grave de salud. Tuvo diabetes junto con COVID y estuvo al borde de la muerte. No funcionaban sus riñones ni su páncreas y tenía pérdida de memoria. La situación se complicó con una neuropatía diabética y estuvieron a punto de amputarle los pies. Sin embargo, perseveré cada semana en las reuniones de los Casos Imposibles, Le pedí a Dios por él y mi esposo fue totalmente curado”.
Nilda asiste a la Iglesia Universal ubicada en República 902, Catamarca.
Mi hijo se estaba por quedar sin trabajo
Empecé a participar de las reuniones de los Casos Imposibles cuando mi hijo me dijo que en tres meses se iba a quedar sin trabajo”, asegura Raúl, quien entró en preocupación cuando recibió la noticia. “Me asusté porque veía que mucha gente se estaba quedando sin empleo”, agrega.
Sin embargo, le hizo frente al temor y puso su fe en acción. Al respecto, cuenta: “Le pedí que me pasara su currículum y empecé a perseverar todas las semanas en las reuniones de los sábados, pasé por el Valle de la Sal y le pedí a Dios por él”.
Hasta que, finalmente, la respuesta llegó. “Cuando se cumplió el plazo, consiguió un trabajo en el mismo rubro, para manejar las mismas máquinas y, a la semana, lo ascendieron de categoría, le aumentaron el sueldo y le pusieron horarios fijos, a diferencia de antes que siempre tenía horarios rotativos. Invito a las personas a que se acerquen a las reuniones porque para Dios no hay nada imposible”, concluye Raúl.
Asiste a la Iglesia Universal ubicada en Av. Calchaquí 4280, Ezpeleta Oeste, Bs. As.