Mi familia y yo tuvimos la oportunidad de visitar el Templo de Salomón, a pesar de haber pasado ya algún tiempo desde que volvimos, quise esperar para “digerir” todo el viaje para no ser engañado por las emociones.
Obispo, fue la mejor elección que mi familia y yo hicimos.
El primer día en San Pablo, tuvimos la oportunidad de participar del clamor por los pedidos de Israel en la Iglesia de Bras, allí mismo al lado del Templo. Puedo decirle que fue algo espléndido. La presencia de Dios en aquel momento fue tan fuerte que mi esposa y yo, al final del clamor y de la reunión, nos dijimos uno al otro cuán renovados y fortalecidos nos sentíamos y tuvimos la certeza de la renovación de nuestra alianza con Dios. La sensación era que estábamos físicamente dentro del Templo con los obispos y pastores.
Pero en lo que se refiere a mí fue tan fuerte, que puedo decir que de hecho mi objetivo fue alcanzado. Si hubiera tenido que volver a Portugal ese día, hubiera vuelto completamente feliz, pues tuve en ese momento la certeza de que el Señor Jesús no había desistido de mí y de que aún cuenta conmigo. Fue una alegría tan grande que no encuentro un adjetivo capaz de expresar mi felicidad.
Después tuvimos la oportunidad de realizar un tour en el Templo: la visita al Tabernáculo fue algo glorioso. Después de recibir la explicación sobre cada espacio del Tabernáculo, entrar al lugar llamado Santo de los Santos fue realmente magnífico.
Así como ver el video que cuenta la historia de la importancia del lugar llamado Moriah. Obispo, ¡fue muy fuerte!
Pero lo mejor todavía estaba por llegar: entrar en el Templo del Sacrificio. El gran momento llegó, el domingo, a las 5.30 de la mañana, di los primeros pasos en el Santo Lugar. No sentí ninguna emoción, no sentí nada fuera de lo normal, pero puedo garantizar que la presencia de Dios es muy fuerte, tan fuerte, que no logré contener las lágrimas.
Lágrimas de alegría y de agradecimiento por estar en ese Santo Lugar.
Obispo, participamos de 3 cultos y puedo decirle que solo en el tercero, que fue el lunes, reparé en las paredes del Templo y en los detalles arquitectónicos. Ya que lo más importante no es la belleza del espacio, sino la Santidad del Lugar y lo fuerte que es la Presencia de mi Señor Jesús.
Fue una experiencia sublime, maravillosa y ÚNICA.
El viaje fue y ha sido un sacrificio, pero seguramente fue la mejor inversión de mi vida, valió cada centavo, porque puedo decir con toda seguridad que fui en busca del ÚNICO y traje al ÚNICO en mi vida. Me siento otro hombre desde mi regreso del Templo del Sacrificio.
Agradecido por la atención.
João Filipe – Portugal