Cristina Araujo no encontraba explicación para las dificultades que estaba pasando su familia:
“Todo comenzó hace dos años cuando en Lobos ocurrió una inundación. El agua no paraba de entrar a la casa todo estaba inundado. Mi hija estaba muy asustada, estaba inmovilizada y esa noche tuvo un ataque de nervios.
Mis hijos no se podían ni ver, se odiaban y yo tenía problemas en la rodilla, me dolía todo el día.
Con el tiempo todo empeoró, porque ella empezó a decir que escuchaba voces. Íbamos a los médicos, pero no le encontraban nada.
Una noche me asustó porque no quería que la dejase sola, temía hacer una locura. Me decía: ‘No me dejes sola porque quiero matarlos, abrazame’ ”.
Esa misma noche Cristina y su hija que ya conocían la Universal, fueron a buscar ayuda: “Cuando volví me di cuenta que necesitaba ayuda de Dios.
Mi hija fue liberada de todo y también yo, porque era muy nerviosa y de mal genio. Mis hijos que no se soportaban, ahora están unidos.
Además, gracias a Dios, me sané de los problemas en la rodilla, mi vida cambió completamente”.
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