Este Miércoles fue una noche de avivamiento y continuamos hablando de la Paz, del Estudio Bíblico de “El Fruto del Espíritu Santo”
Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, por medio de quien también hemos obtenido entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, carácter probado; y el carácter probado, esperanza; y la esperanza no desilusiona, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado. Romanos 5:1-5
Toda persona pacífica es equilibrada, porque sabe que una vez que ella hizo su parte, Dios hará la de Él.
La persona impaciente es desequilibrada y si no hay paciencia NO hay fe. Cuando hay falta de fe, hay desobediencia a la Palabra.
La ansiedad siempre llega, pero solo los que tienen Su Paz la puede combatir.
No podemos desesperarnos ni inclinarnos hacia la derecha, siendo religiosos o hacia la izquierda, siendo incrédulos.
Cuando estamos bien espiritualmente tenemos paciencia en las tribulaciones, porque nuestra conciencia está en Paz. Esa paciencia viene de la Paz y Fe del Señor Jesús.
Cuando pensamos según la Palabra, ya no somos dependientes de lo que sucede a nuestro alrededor.
La persona con esperanza se vuelve independiente, pasa a depender solo de Dios.
Las personas pueden decepcionarnos, pero el Espíritu Santo no nos desilusiona.
Por tanto, no desechéis vuestra confianza, la cual tiene gran recompensa. Porque tenéis necesidad de paciencia, para que cuando hayáis hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Hebreos 10:35-36
Cuando confiamos en Dios tenemos Gran Recompensa, pero no debemos esperar recompensa de hombres, sino esperar y confiar en la Recompensa Divina.
Dios nos cobra paciencia, confianza y esperanza por Su recompensa, que es el cumplimiento de Sus Promesas.