Mónica: «Antes de llegar a la Iglesia Universal, sufría de anorexia, depresión, y tenía problemas económicos.
Un amigo había visto por televisión el programa de la Iglesia Universal y había escuchado cómo las personas experimentaban un cambio en sus vidas. Entonces, me invitó a asistir, pero no acepté porque mis compañeros de la universidad me habían dicho que se trataba de una secta. La investigamos y su nombre salía en la lista de las sectas. Por eso, ellos me decían: “Ahí te roban y te lavan el cerebro”.
Sin embargo, mi amigo insistió, volvió a invitarme y acepté. Tenía tantos problemas que decidí probar. Cuando fui, salí de ese lugar sintiendo paz.
Perseveré en las reuniones y me liberé de los problemas que tenía. No tuve más anorexia y no fui más nerviosa. En mi vida económica también experimenté cambios.
Luego, me bauticé y fui interiorizándome cada vez más en las cosas de Dios. Recibí el Espíritu Santo y hubo un antes y un después en mi vida.
Hoy no tengo más anorexia, salí de la miseria, estoy bien de salud y siento seguridad.
Aconsejo a todas las personas que, al igual que yo, recibieron algún comentario negativo acerca de la Iglesia Universal, que se acerquen a las reuniones y experimenten ellos mismos un cambio en sus vidas».
Ella asiste a la Iglesia Universal ubicada en Av. Sarmiento 766, Rawson, Chubut.