Carmen Susana Ramírez se casó con la ilusión de ser feliz, pero con el paso del tiempo la realidad que vivía era muy diferente de lo que ella había soñado. Su esposo se había perdido en los vicios de alcohol, cigarrillo, marihuana y cocaína. Esta situación la hacía sentirse muy frustrada. Había días en que su esposo no regresaba a la casa y se gastaba todo el dinero en los vicios, esto hacía que Carmen lo odiara.
“A veces él no regresaba del trabajo, ya no le importaban ni siquiera sus hijos, ellos sufrían mucho al ver el estado en el que regresaba. Había días en los que no tenía para darles de comer, él trabajaba y se gastaba todo en los vicios. Esto despertaba en mí un odio enorme hacia él. Recuerdo que discutíamos con palabras hirientes, hasta llegué a golpearlo para que entrara en razón”, cuenta.
La situación era insostenible, entonces decidieron separarse. Varias veces ella se fue de la casa porque no lograban salir adelante. “Busqué ayuda en la casa de los espíritus para salvar a mi familia, pero todo empeoró”, destaca Carmen.
“Así de mal como estábamos llegamos a la Universal, comenzamos a perseverar participando de las reuniones por la familia, usamos nuestra fe y de a poco todo fue cambiando. Mi esposo tuvo fuerzas para dejar los vicios y cambió interiormente. Yo vencí el odio y sepulté el pasado y la tristeza. Puedo decir que hoy disfrutamos de una nueva vida porque el matrimonio fue restaurado. Ahora en mi familia hay felicidad, tenemos paz, unión y mucho amor”, afirma sonriendo.
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