En una situación desesperante y de sufrimiento, están los que claman por “misericordia”. Y cuando alguien dice que “concedió misericordia”, ¿será que está mostrando que perdonó, aunque la otra persona, a los ojos humanos, no merezca ese perdón? ¿Cuál es el verdadero significado de esta palabra tan comúnmente utilizada?
Según el diccionario, la misericordia es la compasión suscitada por la miseria ajena. Indulgencia (facilidad para perdonar los errores cometidos por los demás), perdón o gracia. Y el misericordioso es aquel que perdona las ofensas que le hacen.
La misericordia es la esencia de Dios
¿Y en el sentido bíblico?
La misericordia es mucho más que solo un aspecto del amor de Dios, es el propio Dios. En el Monte Sinaí, al revelarse a Moisés, “misericordioso” es la primera definición que Dios hace de Sí mismo (Éxodo 34:6).
“El Señor, tardo para la ira y grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebelión, aunque de ningún modo tendrá por inocente al culpable…” (Números 14:18).
Más que justo, Dios es misericordioso, y cuando aplica Su Justicia, la misma nunca contradice Su misericordia. La misericordia Divina, que perdona nuestros pecados, va más allá de nuestro entendimiento. Es la razón por la cual no somos consumidos (Lamentaciones 3:22-23). Es propio de la esencia de Dios venir al socorro de quien Lo necesita.
Pero, para entender la profundidad de esta palabra, lo mejor es ir a la raíz de su origen. En hebreo, el verbo “LeRachem” , que significa “tener misericordia o pena”, tiene conexión con “querido” o “amado”, “Rachim”. Por eso, muchas veces es traducido por “amor”, pero también puede ser traducido por “bondad”, “benevolencia” o “benignidad”. Así, podemos decir que no existe amor sin misericordia. Otro aspecto curioso de la palabra es que la misma tiene relación con la palabra “útero”, que es llamado “Rechem” . Algunas derivaciones también son usadas para “vísceras” y “entrañas”.
“Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia…” (Colosenses 3:12)
Cuánto necesitamos misericordia
La Biblia está permeada de la misericordia Divina hacia los hombres, mostrando cuánto la humanidad necesita de Dios. Él no tiene ninguna obligación en perdonarnos, pero lo hace porque Su “misericordia dura para siempre”. No es en vano que esta expresión aparece en 26 versículos solamente en el Salmo 136, y además, en otros ocho Salmos y en diversos versículos del Antiguo Testamento. La palabra “misericordia” aparece aproximadamente 150 veces en las Sagradas Escrituras.
Felices los misericordiosos
Si observamos en las parábolas de las bienaventuranzas (Mateo 5), vemos que hay una recompensa para cada situación: los limpios de corazón, verán a Dios; los pacificadores serán llamados hijos de Dios. Sin embargo, “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzaran misericordia” (San Mateo 5:7). Este pasaje bíblico demuestra que nuestra recompensa es la misma que ofrecemos a los demás.
La misericordia es lo más Divino que tiene el hombre. Cuando somos misericordiosos, somos como Dios (San Lucas 6:36). ¿Usted está preparado para actuar como Él?
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