Recientemente, en una de las reuniones, usted habló de determinación y fe, lo que me recordar lo que me sucedió cuando compré mi departamento usando solo la fe en la Palabra de Dios.
Mi esposo y yo no teníamos cómo comprar un inmueble, pero no aceptábamos vivir alquilando. Entonces Le pedí dirección al Espíritu Santo, y Él me orientó en todo, por la fe. Determiné que quería vivir relativamente cerca del Templo (que aún estaba siendo construido) y busqué un departamento que me agradara. Salí a la búsqueda como si tuviera el dinero en la mano, pero no tenía ni un centavo. Fue todo realmente por la fe en la Palabra y por la certeza de que Dios actuaría si dábamos el primer paso, después de todo éramos y somos fieles. Entonces Él sería fiel con nosotros también.
Pues bien, encontramos el departamento como lo queríamos, pero allí estaba la cuestión: ¿cómo comprar sin dinero? Con la fe. ¿La Biblia no dice “id y comprad sin dinero”? Fue eso lo que hicimos.
En el momento de la negociación, teníamos que dar el 10% del valor del inmueble, y simplemente dijimos que no lo teníamos. Tengo la seguridad de que el propietario nos quiso preguntar cómo estábamos queriendo comprar algo sin dinero, pero solo nos miró con el ceño fruncido sin entender absolutamente nada, jaja. Entonces nos pidió un valor de R$ 5 mil de entrada en ese momento, que debería ser depositado como máximo en dos días. Di un cheque por la fe realmente, y mi esposo me preguntó cómo lo iba a cubrir. Respondí: “Dios proveerá, mi bien”.
En ese momento mi suegra, que es incrédula, conociendo la situación, nos prestó ese valor, pero me enojé, pues no era exactamente esa la provisión que esperaba de Dios. Porque Él Mismo dice que no tomaremos prestado, sino que prestaremos, y no era eso lo que yo estaba viendo en ese momento. Pero, al mismo tiempo, no sabía lo que Dios estaba a punto de hacer, por eso decidí confiar y punto. Deposité el valor en la cuenta del propietario y la negociación pasó a ser hecha por el banco.
Algunos días después, el banco me llamó diciendo que el empleado del sector financiero se había confundido el valor del inmueble digitando R$ 5 mil más, y que por esa razón el propietario debería DEVOLVERME el dinero. Conclusión: COMPRÉ el departamento que yo quería sin NINGÚN CENTAVO y además salí con R$ 5 mil en el bolsillo, pues mi suegra, al final, nos dio el dinero de REGALO, jajajaja.
Entonces, obispo, lo que usted dijo ayer realmente es verdad. Cuando determinamos, nada es capaz de salir mal, porque la determinación es hecha encima de una Palabra que tiene garantía. Es decir, todo lo que queremos y necesitamos está en la Palabra de Dios. Solo hay que usarla para que las conquistas salgan de ella y vengan a nuestras manos.
Gracias, obispo.
Que Dios lo bendiga.