Durante esta semana, publicaremos fragmentos del libro “Mujer V” de Cristiane Cardoso, para que sirva de reflexión
Alarga su mano al pobre, y extiende sus manos al menesteroso.
(Proverbios 31:20)
Los pobres y los necesitados, no son sólo aquellos que quedan pidiendo dinero en los semáforos. Generalmente cometemos el error de pensar que no ayudamos a más personas porque no tenemos acceso directo a las que realmente necesitan ayuda, cuando, en verdad, están a nuestro alrededor, a veces hasta dentro de nuestra propia casa. ¡Muchas personas hacen de todo para ayudar a instituciones de caridad y a víctimas de desastres, y ni se dan cuenta del dolor en los ojos de su compañero de trabajo o de la mirada perdida en el rostro de su hijo! ¡Hasta frente a su cara! Podrían hacerse y arreglarse tantas cosas…
¿Cuántas veces te sentiste sola y no tuviste fuerzas ni para pedir ayuda? Si alguien por lo menos te la hubiese ofrecido, te habrías aferrado a ella con todas tus fuerzas y estarías agradecida a esa persona por el resto de tu vida.
La Mujer V entiende eso. Ella siempre está buscando formas de ayudar a alguien necesitado, sea quien fuere. A veces todo lo que la persona necesita es una sonrisa, una palabra de aliento, o una bolsa de ropa. Si tú tienes, ¿por qué no dar?
Una mujer que sabe ayudar es una rareza en este mundo egoísta. La mayoría de las personas busca la manera de conseguir algo para sí, ellas no quieren dar o perder, sino ganar. Cuanto más les das, más quieren quitarte lo que tienes.
Cuando yo comencé a escribir este libro, encontré una serie de obstáculos en mi camino, pero no de los que cualquier escritora encuentra. Eran diferentes de los que vienen para causar disgustos. Yo tengo un blog diario que me gusta mucho. Pero, por el hecho de no tener mucho tiempo para dedicarme al libro, por causa del blog y de mis otras muchas responsabilidades como esposa de Pastor, madre, mentora y todos los otros papeles que desempeño todos los días, tuve que tomar una decisión radical: tendría que dejar de lado una de esas responsabilidades, para poder concentrarme más en el libro.
Y, como siempre, expresé mis frustraciones en mi blog. No pensé que mis lectoras le darían importancia cuando dije que dejaría el blog y los consejos de lado por un tiempo. Yo no quería sonar como una “escritora sensible”, pero al mismo tiempo quería explicar cómo me sentía y cómo lidiar con proyectos altamente prioritarios cuando no conseguimos concentrarnos.
Creas o no, aquel fue uno de los blogs por los cuales fui más atacada. La mayoría de mis fieles lectoras entendió perfectamente y me apoyó, pero, para mi decepción, algunas, que prefirieron aparecer anónimas, se disgustaron con mi decisión.
Al principio me lastimó, pero decidí dejarlo como estaba. Al final de cuentas, aquellas que son de Dios se entienden unas a otras. Entonces comencé a publicar artículos del 2007, los cuales, para la mayoría de las seguidoras de mi blog, eran nuevos, porque fue creado en el 2008. Esos artículos habían sido publicados en revistas y periódicos de nuestra iglesia, y todavía eran útiles y lo bastante actuales para ser publicados nuevamente.
Algunas semanas después, recibí un comentario que casi me tiró de la silla: “yo ya leí ese artículo hace mucho tiempo. ¿Por qué usted insiste en publicar artículos viejos aquí? ¡Yo quiero leer artículos nuevos!”
Es gracioso cómo las personas no se dan cuenta de que están recibiendo tantas cosas gratuitamente y, aun así, quieren exigir mucho más por el mismo precio. Cuanto más das, más quieren sacarte, la vida es así. Pero si paras de dar, pensando que así vas a lograr impedir que las personas se malacostumbren, vas a dejar de recibir.
A esas lectoras frustradas les gustaba recibir lo que yo tenía para dar. Pero, cuando tuvieron la chance de dar a cambio su apoyo, en vez de seguir los consejos que venían recibiendo, prefirieron no ayudar, no entendieron, no les importó.
El mundo va a hacer eso contigo, pero el secreto es no dejar nunca que te quite aquello que tienes que te hace mejor. Me lastimó al principio, pero decidí ignorar esos sentimientos y continuar dando, a pesar de saber que algunas de aquellas que estaban recibiendo tanto no apreciaban ni un poco. No debemos ayudar o dar porque recibiremos algo a cambio, debemos ayudar y dar porque es lo correcto.
La Mujer V ayuda porque eso es lo correcto. No importa si es reconocida o no, siempre extenderá la mano para ayudar, siempre estará a tu lado cuando lo necesites, siempre será alguien con quien puedas contar. Es prácticamente de allí que viene toda su belleza.
Las personas que consiguen dar aunque no sean reconocidas son una rareza, y, cuando las encuentras, pasas a amarlas aunque no las conozcas personalmente. Dan sin pedir nada a cambio. Cada tanto los medios exaltan a algunos grandes nombres de los negocios, la industria del entretenimiento, la política, que donan grandes sumas de dinero a instituciones de caridad. ¿Será eso altruismo de verdad? Si eres rica, las personas esperan que dones grandes cantidades de dinero. Tu nombre pasa a estar entre los mayores en la comunidad, y tu reputación va a las alturas. Una inversión como esa merece algunos intercambios…
No hay nada de qué admirarse en las suntuosas obras de calidad que son hechas con la expectativa de recibir algo a cambio: exención de impuestos, nuevas propuestas de negocios, o la mejora de una imagen de determinadas corporaciones inescrupulosas. No se puede decir lo mismo de tus actos bondadosos en favor de personas que no tienen como retribuirte, es ahí que Dios Se transforma en tu recompensa, es ahí que te transformas en una Mujer V, mucho más preciosa que el rubí más caro del mundo.
Dios se siente obligado a recompensar a aquellas que siguen Su ejemplo de dar, porque Él sabe lo que es no ser apreciado. Él sabe bien lo que es ver a las personas queriendo recibir y nunca dar nada a cambio. Dios pasa por eso cada minuto de cada día…A pesar de eso Él está siempre a disposición de cualquiera que clama por Él. La Mujer V vive su vida de acuerdo con los preceptos de Dios, y siendo así, busca absorber todas Sus cualidades.
Sin expectativas, sólo rutina
Rebeca era una joven Mujer V, que fue tremendamente bendecida, por el simple entendimiento de esa verdad. Ella era joven y soltera, nacida en una familia que vivía en el desierto, sin muchos planes para el futuro, a no ser continuar haciendo lo mismo que sus antepasados habían hecho. Como la mayoría de las mujeres de aquella época, el trabajo de Rebeca era sacar agua del pozo, y llevarla a casa en cantidades suficientes para un día, todos los días. Era una rutina cruel cargar agua de lejos para toda la familia, y también para los animales. ¡Las mujeres de aquella época debían tener músculos de los cuales nosotras nunca siquiera oímos hablar!
Un día un extraño vino corriendo a su encuentro en el pozo. Rebeca debe haberse asustado al principio, exactamente como cualquier muchacha lo haría si un extraño apareciera en un lugar solitario como ese.
Entonces el criado corrió hacia ella, y dijo: Te ruego que me des a beber un poco de agua de tu cántaro. Ella respondió: Bebe, señor mío; y se dio prisa a bajar su cántaro sobre su mano, y le dio a beber. (Génesis 24:17,18)
Ella probablemente decidió mantener la calma y fingir que no tenía miedo, exactamente como tú o yo haríamos en su lugar. Pero lo que Rebeca hizo en seguida fue algo extraordinario, que cambió su futuro.
Y cuando acabó de darle de beber, dijo: También para tus camellos sacaré agua, hasta que acaben de beber. Y se dio prisa, y vació su cántaro en la pila, y corrió otra vez al pozo para sacar agua, y sacó para todos sus camellos. Y el hombre estaba maravillado de ella, callando, para saber si el SEÑOR había prosperado su viaje, o no. Y cuando los camellos acabaron de beber, le dio el hombre un pendiente de oro que pesaba medio siclo, y dos brazaletes que pesaban diez, y dijo: ¿De quién eres hija? (Génesis 24:19-23)
Rebeca dio de beber a los camellos de un extraño. Aquel hombre tenía diez camellos, y un camello llega a beber 227 litros de agua de una sola vez… ¡No estamos hablando de un simple vaso de agua! Ella realmente hizo un sacrificio para ayudar a un extraño, una cosa de la cual raramente oímos hablar y que nos muestra un respeto sorprendente. Tenemos aquí una mujer joven enseñándonos cómo ser una Mujer V simplemente al ayudar un extraño.
La Biblia dice que él “la observaba”, ¡que visión! Tal vez decenas de mujeres ya habían ido a aquel pozo a sacar agua, pero Rebeca fue diferente a todas ellas. Ella ayudó al hombre, haciendo no solamente lo que él le había pedido sino, sobre todo, lo que no le había pedido.
Rebeca desconocía que aquel hombre guardaba un futuro nuevo para ella. Él había hecho un voto delante de Dios, según el cual la mujer que se ofreciese a dar de beber a sus camellos, sería aquella que Dios escogiera para ser la esposa de su señor Isaac, el hijo de la promesa de Abraham. De ellos vendría la nación de Israel.
Una actitud de dar puede hacer maravillas, como notas aquí… Puede cambiar corazones, transformar mentes, escribir un nuevo comienzo, y sumar un “felices para siempre” en el final. Una actitud. Ahora, ¡imagina muchas actitudes! Imagina si decidieses disfrutar de dar y ayudar a las personas, y comenzases a hacer eso repetidas veces… Serías como una rosa en medio del desierto, así como fue Rebeca, tan bella, e imposible de no ser notada.
La Mujer V no precisa ser reconocida internacionalmente o por los medios. La verdad es que ellos casi nunca le prestan atención. La Mujer V es reconocida por aquellos que forman parte de su mundo, las personas de la iglesia, sus amigos, sus compañeros de trabajo y hasta sus vecinos. Ellos pueden no decirlo, pero la reconocen y la admiran secretamente… ¿Y cómo no lo harían? ¡No hay como no ver una rosa en el desierto!
¿Cómo puedes crear el hábito de ayudar y dar a los otros sin pedir nada a cambio?