Aún teniendo varias mujeres, cuando el rey David llegó a la vejez, no tenía una compañera que pudiese darle calor a la noche, y fue eso lo que sus siervos buscaron (1 Reyes 1:1-2).
En esa búsqueda, Abisag fue elegida por ser muy hermosa. Quizás la única manera de saber que ella era amable, era mirar su apariencia, que era agradable (1 Reyes 1:3). Su hermosura mostró cuanto ella se cuidaba y eso presuponía que podría cuidar muy bien de otra persona.
Aunque Abisag fue elegida para dormir con el rey, ella no fue poseída, o sea, ellos no tuvieron relaciones sexuales. Ella simplemente puso en práctica la característica más buscada y admirada en una mujer: saber cuidar.
El breve pasaje Bíblico que cita a Abisag con certeza no aparece en vano en la Palabra de Dios. Ella nos enseña la importancia de ser una mujer amable, dispuesta a ayudar siempre.
¿Acaso las otras mujeres de David se olvidaron el motivo que las llevó al palacio? ¿O comenzaron a dar más valor al lugar y sus beneficios, en vez de observar si su rey estaba siendo bien cuidado?
Sea una “Abisag”
Esa mujer no fue sólo una más. Abisag se destacó por su belleza y amabilidad.
Su belleza sirvió para mostrar cuánto sería capaz de traerle bienestar al rey, porque ella se cuidaba y estaba siempre bien consigo misma. En la actual situación de vejez de David, lo que importaba era el cuidado y la dedicación.
¿Será que usted valora demasiado su casa, la ropa que su marido le puede dar y deja de lado la verdadera mujer que puede ser para él?
¿Usted se ha cuidado, se ha arreglado el cabello, se ha preocupado con el cuerpo? Con seguridad eso también agradará a su marido y él se sentirá importante, amado por usted.
Dedíquese a él, comenzando a cuidarse para él. Después, comience a prestar atención en él, en lo que lo hace feliz. Verá que agradarlo es mucho más fácil de lo que se imagina.
Así como Abisag, que solamente se acostaba con el rey para darle calor, haga algo que exalte la verdadera mujer que usted puede ser para su amado. Cuide a quien ama.