¿Obediente o adúltera?
El rey David decidió no ir a la batalla y se quedó en su casa. Una tarde, al pasear en la terraza, vio a una mujer muy bonita bañándose. Mandó a investigar quién era ella, y descubrió a Betsabé (2 Samuel 11:1-3):
En ese momento, el lado carnal de David sorprede y mandó traerla, aún sabiendo que era una mujer casada, y tuvo relaciones con Betsabé que quedó embarazada (2 Samuel 11:4-5).
David sabiendo de ese hijo, mandó que Urías, el marido de Betsabé, vuelva de la guerra, para que estuviera con su esposa y, así se libraría de la culpa. Pero eso no sucedió. A Urías le pareció injusto para con los otros soldados que estaban en la guerra y no hizo lo que David había ordenado (2 Samuel 11:6-12).
Como David vio que Urías no iba con su esposa, mandó que en la próxima guerra quedara en el frente y que nadie luchara para defenderlo, así moriría, y eso sucedió.
Consecuencias de un camino tortuoso
¿Betsabé hizo todo con premeditación? Se bañaría ahí, en un lugar con posibilidades de ser vista, después de estar con el rey, tendría un hijo suyo.
¿Ella fue obediente al llamado del rey o deseó estar allí? ¿Sabía que David no había ido a la guerra? La Biblia no trae respuestas a estas preguntas, no muestra las intenciones del corazón de Betsabé, pero cuenta las consecuencias del pecado.
Adulterio, embarazo no deseado, muerte de inocentes (Urías y el bebé). Hay millones de mujeres que viven o vivieron algo semejante al elegir, así como Betsabé, siguió adelante con el pecado y, como consecuencia, anduvo en caminos tortuosos.
El perdón y la restauración de Dios
Luego de la muerte de Urías, Betsabé se volvió oficialmente la esposa de David (2 Samuel 11:26). Pero esa historia que comenzó con el pecado no termina así.
Dios envió a un profeta llamado Natán a hablar con David, que se arrepintió de lo que hizo (2 Samuel 12:1-14). Aún así, ellos tuvieron que pasar por la muerte de su hijo (2 Samuel 12:15-19).
Después que pasó todo lo que Dios había hablado a través de Natán, David consoló a Betsabé, y concibieron otro hijo, amado por Dios, llamado Salomón.
Esa historia de elecciones, adulterio, consecuencias y arrepentimiento es un ejemplo del gran amor de Dios. Aún con tantas actitudes que lo entristecen, el perdón y la restauración siempre estarán disponibles para quien se abre para oír la voz del Señor.
No sea obediente al punto de pecar. No esté disponible para ser un canal de pecado para alguien. Esté atenta a sus actitudes, para que no viva en el futuro la consecuencia de casa una de ellas.