El escenario era de guerra entre Canaán e Israel. Jael oía hablar sobre el Dios de Israel y comenzó a creer en Él.
Un día, el comandante del ejército enemigo, Sísara, huyendo de la guerra llegó hasta la tienda de Jael. Ella inmediatamente se dispuso a ayudarlo, dándole leche para que beba y un lugar para dormir (Jueces 4:16-20).
Viendo que Sísara estaba muy cansado, tomó una estaca de la tienda y la hundió en la cabeza del comandante (Jueces 4:21). Así, murió y fue entregado al comandante Barac, que luchaba por el pueblo de Israel. (Jueces 4:22).
Valiente y sabia
Jael no era una mujer violenta, pero sabía quién estaba hospedado en su casa: un hombre de guerra que estaba luchando contra Israel.
No le importó la brutalidad de su acto o la posible escena de horror que causaría, sino que quería terminar con aquella guerra y, de alguna forma, ayudar al pueblo de Dios.
Además de valiente, Jael fue sabia, pues esperó el momento justo para atacar al enemigo. Por ser un hombre de guerra, probablemente ella no ganaría en la lucha con espada o físicamente, pero esperó que él llegara a su debilidad, para atacarlo y resolver un problema.
No sirve ser solamente valiente o solamente sabía, pues usted puede actuar impetuosamente, pero en el momento equivocado, o saber cuándo y cómo hacer, pero no tener coraje de ir hasta el fin.
Consiga equilibrar esas dos características en su vida, para que no haga nada equivocado en el auge de sus emociones, y para que tenga coraje de tomar la actitud correcta en el momento correcto.
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