“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que Le hay, y que es galardonador de los que Le buscan.”
(Hebreos 11:6)
Por eso, el tema “fe” es tan importante y nunca se agota. Sin fe es imposible agradar a Dios, pues es el único canal de comunicación con el Altísimo. Las bendiciones de Dios jamás vienen por medio de la compasión, de los sentimientos o de las sensaciones. Las bendiciones de Dios solo vienen por medio de la fe. Quien cree recibe, quien no cree, no recibe. Y para que recibamos las bendiciones de Dios diariamente, tenemos que creer diariamente.
Por esa razón es absolutamente necesario aprender a ejercitar esa fe, mantenerla operante y fuerte. Es nuestro único medio de comunicación con Dios. La firme convicción de que Él recompensa a aquellos que Lo buscan. Recompensa con la respuesta a las oraciones; recompensa con Su presencia; recompensa con Su Espíritu; recompensa con la vida eterna. Fe no es sinónimo de religión. Fe no es sinónimo de simplemente creer en Dios. Fe es una certeza, una firme convicción, que no viene de emociones, sino del entendimiento de la Palabra de Dios.
La fe es una revelación del Espíritu Santo para los sinceros, para los sedientos. Si usted tiene esa fe, tiene vida. Si no tiene esa fe, tiene la oportunidad de recibirla, si existe en usted esa voluntad intensa, la sed de alcanzar tal tesoro. Ese tesoro es la fuerza que nos hacer saber que todas las cosas cooperan para el bien de los que aman a Dios. Es la fuerza que nos hace saber que Dios está con nosotros para combatir nuestras guerras, incluso cuando nos sentimos débiles y abatidos. Es la certeza que nos fortalece, que nos renueva, que nos sustenta.
Para ser respondido diariamente, usted tiene que creer diariamente.
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Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo