“Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la Ley nos mandó Moisés a apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices? Mas esto decían tentándole, para poder acusarle…”, (Juan 8:3-6).
Los fariseos y los escribas eran religiosos que perseguían a Jesús. La religión no salva a nadie, el Señor, en cambio, sí puede.
“… pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. Pero ellos, al oír esto, acusados por su consciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio.”, (Juan 8:6-9).
Ellos traían piedras en las manos, pero estaban llenos de pecados. Querían apedrear, pero quiénes somos para juzgar a los demás, si lo hacemos nos condenamos. Todos tenemos un tribunal que nos juzga todos los días, pero nadie puede engañar a Dios.
La fe es inteligencia, Jesús los hizo pensar, su consciencia los acusó y se fueron. Todos cometen errores, pero el Señor fue sabio para enseñarles.
“Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni Yo te condeno; vete, y no peques más.”, (Juan 8:10-11).
Por eso, si reconoce sus errores, los odia y se aleja de ellos, Dios borra todos sus pecados con Su misericordia y lo convierte en una nueva criatura. Así como esa mujer, si usted se entrega a Él, puede tener una nueva vida.
El domingo 10 de febrero, participe de uno de los encuentros que se realizará en el Templo de la Fe, Av. Corrientes 4070, Almagro, a las 7, 9:30 y 18 h, o en una Universal más cercana a su casa, (haga clic aquí para ver las direcciones).