El Ayuno de Daniel es para fortalecimiento espiritual.
Para que aquel que no tiene el Espíritu Santo Lo reciba, y al que Lo tiene se le avive la llama del Espíritu en su interior.
En el Ayuno de Daniel muchas personas lograron gracias a Dios recibirlo.
Pero, el Espíritu se puede apagar…la Biblia dice: “…no apaguéis el Espíritu”.
AYUNO DE DANIEL
“… pues Dios no da el Espíritu por medida.” Juan 3: 34
Dios no da el Espíritu por medida.
Él no le da un poco a uno y otro poco a otro, ¡Lo da por completo!
El Espíritu Santo no es un atributo Divino, sino el Propio Dios con toda Su gloria, grandeza y majestad dentro del ser humano.
El Espíritu Santo es Dios, así como el Padre es Dios y el Hijo es Dios.
Y el Espíritu Santo desea estar adentro de nosotros. No a la izquierda ni a la derecha sino en nuestro interior.
En el día de Pentecostés estaban todo reunidos y el Espíritu Santo descendió sobre ellos y allí nació la Iglesia del Señor Jesús.
Es decir, el Padre le concede al hombre el mismo Espíritu que Le dio a Su Hijo para cumplir Su Obra.
Cuando el Señor Jesús fue bautizado en el río Jordán, al salir de las aguas, el Espíritu Santo vino sobre Él en forma de paloma. Después venció el desierto y las luchas y cumplió con Su victorioso ministerio.
¡Cuando la persona tiene el Espíritu Santo tiene el poder para vencer todo el mal!
Y eso Él lo hace sin ninguna limitación de poder o de acción.
Pero, si el Espíritu Santo ya fue enviado por Dios para habitar en nosotros, ¿por qué no todos los cristianos Lo reciben? ¿Falta de fe? ¿Falta de dedicación? ¿Falta de méritos?
No.
El motivo es la falta de entrega total, pues así como el Altísimo Se entrega enteramente a nosotros, exige que nos entreguemos íntegramente a Él.
Dios no da Su Espíritu por medida, Su Espíritu es como una Fuente que rebosa.
Por eso tenemos que entregarle toda nuestra vida.
Pero las personas no quieren entregar todo y por eso no Lo reciben.
“Padre si quieres, pasa de Mí esta copa, pero no se haga mi voluntad sino la Tuya.” Mateo 26:39
Es imposible que la persona le diga sinceramente “Toma todo de mí” y Él no le dé Su Espíritu. Porque somos medidos con la misma medida con la que medimos.
La persona tiene que participar en el Ayuno de Daniel y entregar aquello que le falta entregar.
Muchos no han recibido el Espíritu Santo por causa de un trauma, de un rencor, de no perdonar.
La Biblia dice que debemos perdonar 70 veces 7 a quien nos ofende. La vida del cristiano es SACRIFICIO. Es sacrificar su yo, su querer, para hacer la voluntad de Dios.
Por lo tanto, quien desea recibirlo debe estar dispuesto a sacrificar toda su vida y todas sus voluntades en favor de Él.
Es el TODO de Dios por el todo del hombre.
“Pero Yo os digo la verdad: os conviene que Yo Me vaya; porque si no Me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si Me fuere, os lo enviaré.” Juan 16: 7
Si yo no Me fuera, el Consolador no vendrá…
Para que el Espíritu Santo viniera, Jesús Se tenía que ir.
Y ese “ir” de Jesús implicaba Su entrega total en la cruz, Su sacrificio.
Muchos no reciben el Espíritu Santo porque su yo no se “va” para que el Consolador venga, o sea, no se entregan, no renuncian a sí mismos, a sus voluntades, a sus maneras de ser.
Cuando el yo y el querer de la persona “se van”, el Espíritu Santo la guía y el querer no es más ella sino de Él, ¡y son siempre cosas buenas!
En el Ayuno de Daniel, pondremos toda nuestra fuerza en eso, quien aún no recibió el Espíritu Santo, y quien ya Lo recibió, pero las grandezas del Espíritu aún no se manifestaron en su vida.
Participe del 19 de mayo al 09 de junio.
Piense en esto.