Sergio no se imaginaba lo que le esperaba: “Yo tenía un año y medio y mi tío ya me daba alcohol. Al crecer tomaba cerveza o vino, a los 12 años empecé a emborracharme.
A partir de los 14 años probé marihuana y pastillas; lo hacía porque no quería decir que no. A los 17 años me ofrecieron cocaína para bajar el alcohol”, recuerda.
“Empecé a robar, recibí un disparo en el pie, todavía tengo los perdigones adentro; estuve cinco veces detenido, pero seguí. Llegaba a casa golpeado, me peleaba en los boliches, el alcohol me perdía.
Pasé 12 años en los vicios. Vi a amigos morir por accidentes, por robos y enfermedades; yo no creí pudiera llegar a la edad que tengo”.
“Soñaba con tener una familia, pero cuando veía como vivía, empecé a odiarlo y a tener miedo. Nos separamos un tiempo y cuando volvimos fue peor. Los fines de semana desaparecía. Embarazada, dejaba a los nenes y salía a buscarlo de noche. Aparentábamos estar bien, pero yo era infeliz”, comenta Claudia, su esposa.
“Después de días de vicio seguidos, me quedaba en cama, temblando, no comía durante días, pensaba que era mejor morir”, comenta Sergio.
“Mi papá me invitó al Tratamiento. Me convencieron, porque no quería dejar. Entonces, recibí las fuerzas que no tenía. Me sentí querido y valorado, aunque había perdido la confianza de todos.
Hace nueve años que no consumo, mi matrimonio fue restaurado, no tuve recaídas, no hizo falta internarme, ni consultar con psicólogos. Los problemas vienen, pero ya no recurro a las drogas. Acá los vicios tienen cura”.
Participe usted también de la reunión del Tratamiento definitivo para la Cura de los Vicios y compruebe en su vida o en la de un ser querido que existe una salida para este mal. Lo esperamos este domingo a las 15 h en Av. Corrientes 4070, Almagro, o haga clic aquí y vea a donde se lleva a cabo el tratamiento.
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