Todos los que Le entregan sinceramente su vida al Señor Jesús tienen no solo el derecho, sino también la necesidad de recibir el Espíritu Santo.
David tenía una gran preocupación, que llegaba a ser un sueño: encontrar morada para la presencia de Dios.
No entraré en la morada de mi casa, ni subiré sobre el lecho de mi estrado; no daré sueño a mis ojos, ni a mis párpados adormecimiento, hasta que halle lugar para el Señor, morada para el Fuerte de Jacob. Salmos 132:3-5
“No entraré en la morada de mi casa” significa hacer el sacrificio de no ocupar su mente totalmente con los problemas de su familia. El diablo, muchas veces, usa a familiares para desenfocar su visión de la fe y del bautismo con el Espíritu Santo.
“No daré sueño a mis ojos, ni a mis párpados adormecimiento” significa una búsqueda incansable, la consciencia de lo inaceptable, de no encontrar lugar para el Señor dentro de nosotros. Más de lo que usted lo desea, el Espíritu Santo quiere posar en su cuerpo, que fue hecho para ser morada de Él.
…Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose Yo en tu casa. Lucas 19:5
Dios está buscando “Davides” y “Zaqueos” que quieran hacer de su vida morada para Su habitación.
La Iglesia Universal del Reino de Dios, en la persona de obispos y pastores que un día buscaron y encontraron morada dentro de sí para que el Espíritu Santo habite, presenta la NOCHE DEL NOVIO y el Ayuno de Daniel, dos grandes oportunidades para que usted también encuentre “lugar para el Señor, morada para el Fuerte de Jacob” dentro de sí.
Esta necesidad es mayor que el aire que respiramos, pues si nos falta y morimos, el Espíritu Santo estará con nosotros. Pero, si nos falta el aire sin Él, estaremos irremediablemente perdidos. No den descanso a sus párpados, mis amigos. ¡Aprovechen las oportunidades que están siendo dadas, búsquenlo cuanto antes! Estamos en el fin de los años, de los meses, de los días… estamos en el fin de las horas.
Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el Esposo; salid a recibirle! Mateo 25:6
No dejen que falte el aceite en sus lámparas.
Que Dios los bendiga.
Colaboró: Obispo Sergio Corrêa