Una pequeña ciudad norteamericana tuvo una prueba cabal de lo que ganamos si nos sometemos a Dios.
En Saugus, estado de Massachusetts, en los alrededores de Boston, una obra era realizada al lado de una modesta iglesia. Los trabajadores tenían que explotar una gran roca para seguir cavando un barranco lateral. Cuando detonaron los explosivos, sucedió algo que no preveían: en vez de ser reducida a pequeños pedazos, una enorme roca se desprendió del barranco y comenzó a rodar en dirección del pequeño templo de madera. “Esto no será bueno”, dijo uno de los trabajadores, que veía la explosión del otro lado de la calle.
Pero fue.
La gran piedra rodó y rodó… Y simplemente se detuvo, en pie, a solo 30 centímetros de la pared de aquel lugar de oración. Todo perdieron el habla al ver el enorme pedazo de roca casi de la misma altura de la iglesia parado a solo un palmo, sin ensuciar o arañar la pared.
Según un artículo publicado por CNN, todos en la vecindad y los trabajadores de la obra concuerdan: fue una intervención Divina. Fue una prueba de que quien obedece de verdad a Dios puede contar con Su protección delante de los peligros de la vida. En cuestión de solo segundos, aquella pequeña iglesia podía dejar de existir. A pesar de eso, ni un rasguño fue hecho en la pintura.
El pastor de la iglesia, Rick LeClair, fue muy tranquilo y conciso cuando el reportero de CNN le preguntó lo que sucedió. Mostró seguridad en la voz y en la expresión. “Dios miró por nosotros, y punto final.”
“Pues a Sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos.” Salmos 91:11