“Entonces el Señor respondió a Moisés: ¿Acaso se ha acortado la mano de Señor? Ahora verás si se cumple mi palabra, o no.”, (Números 11:23).
Moisés estaba cuestionando cómo sería posible dar de comer carne durante un mes entero al pueblo en el desierto. Dios había dicho que eso acontecería.
No pierda su tiempo intentando adivinar cómo se cumplirá la Palabra del Señor, solo sepa que así será. Tampoco intente darle a Dios opciones o maneras de cumplirla, porque ella se cumplirá. No importa cómo Él lo va a hacer, lo que importa es que Él lo hará, esa es la fe.
Moisés vio a Dios hacer maravillas en Egipto para liberar a Su pueblo de las manos de Faraón. También vio abrir las aguas del Mar Rojo y al pueblo pasar en tierra seca por el medio del mar. Él mismo vio las tablas siendo escritas por el propio Dios, el agua salir de la roca y pan cayendo del cielo.
Había visto muchos “imposibles” acontecer, pero aun así, se preguntó “cómo” aquello iba a acontecer. No importa cuántas experiencias hayamos tenido con Dios, nuestra fe debe se constantemente ejercitada, para que nunca dudemos del poder que Él tiene de traer a la existencia lo que no existe.
La mano del Señor no se acortó. Él continúa siendo capaz de hacer aquello que para nosotros parece imposible. Y solo es imposible, para quienes no consiguen ver lo sobrenatural. El que vive por la fe, no quiere saber cómo Dios va a hacer, simplemente sabe que Él lo hará. Tiene la absoluta certeza que Su Palabra se cumplirá. No pregunte cómo Dios lo va a hacer, simplemente crea que Él lo hará.
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