“Entonces el SEÑOR respondió a Moisés: ¿Acaso se ha acortado la mano del SEÑOR? Ahora verás si se cumple Mi Palabra, o no.”
(Números 11:23)
Moisés estaba cuestionando cómo sería posible darle carne para comer durante un mes entero al pueblo en el desierto. Dios había dicho que eso sucedería, pero Moisés Le preguntó cómo eso sería posible, pues eran “seiscientos mil de a pie” (Números 11:21).
No pierda su tiempo intentando adivinar cómo la Palabra del Señor se cumplirá. Solo sepa que se cumplirá. No pierda su tiempo intentando darle a Dios opciones de maneras de cumplir Su Palabra. La Palabra se cumplirá. No interesa cómo Lo hará, lo que importa es que Él lo va a hacer. Esta es la fe.
Moisés vio a Dios hacer maravillas en Egipto para liberar a Su pueblo de las garras del Faraón. Moisés vio a Dios abrir las aguas del Mar Rojo y al pueblo pasar en tierra seca, por en medio del mar. Él mismo había visto las tablas escritas por el propio Dios. Vio brotar agua del peñasco; vio caer del cielo pan.
Ya había visto suceder muchos “imposibles”, pero, aun así, se preguntó “cómo” eso sucedería. No importa cuántas experiencias hayamos tenido con Dios, nuestra fe debe ser constantemente ejercitada para que jamás dudemos del poder que Él tiene para traer a la existencia lo que no existe. La mano del Señor no se acortó. Él continúa siendo capaz de hacer lo que, para nosotros, parece imposible. Parece imposible para quien tiene ojos naturales; ojos que no logran ver lo sobrenatural. Pero el que vive por la fe no quiere saber cómo Dios lo va a hacer. Simplemente sabe que Él lo va a hacer. Tiene la plena certeza de que la Palabra se cumplirá.
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No pregunté cómo Dios lo va a hacer, simplemente crea que Él lo hará.
Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo