Gladys Muñoz era una persona muy violenta, tenía mal carácter y mucha rabia y rencor. Quería cambiar, pero no se podía controlar, solo cuando recibió el Espíritu Santo logró transformarse en una nueva persona. Ahora tiene paz en su interior y eso se refleja en su día a día.
“Recuerdo que le gritaba a mis hijos, los zamarreaba porque me molestaba lo que hacían. Incluso me llevaba mal con los vecinos, si me miraban mal yo ya iba a pelear con ellos. Era una persona muy agresiva, no sabía por qué, pero siempre tenía mucha rabia, todo me molestaba. Sentía que mi vida estaba llena de tristeza y amargura. Tenía insomnio y me sentía sola, formé una familia pero seguía sintiéndome sola.
Era muy agresiva, a veces ni me soportaba a mí misma. Llegué a pensar en morir, porque no podía ser que me comportara así, no me controlaba, a veces le gritaba mucho a los chicos cuando volvían del colegio y los zamarreaba, después me daba pena, pero era algo que no podía controlar.
Cuando conocí la Universal, en las reuniones escuché hablar del Espíritu Santo, me interesó y quería saber qué era y cómo se recibía. Empecé a participar con más frecuencia y me explicaron cómo se podía recibir el Espíritu Santo. Como yo quería cambiar, empecé a luchar, hacía ayunos, oraba de noche y leía la Biblia. Lo que más me costaba era orar a las 3 de la mañana, pero me esforcé y empecé a tener comunión con Dios.
Hoy yo tengo el Espíritu Santo, soy una persona feliz, cambié completamente. Ahora soy una persona diferente, puedo dialogar, estoy tranquila, puedo disfrutar de la vida en familia y lo mejor es que estoy segura de que tengo la Salvación gracias a haber recibido el Espíritu Santo”.
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