Esta es la realidad de muchas personas… ¡sus oídos están cerrados para todo y para todos! No admiten orientaciones y prefieren pagar el precio de hacer solo lo que ellas creen correcto, aunque sea lo que está mal.
Con Dios también son de esta manera, no quieren someterse a Su Palabra y todo lo que Él les enseña, para ellas “¡no es así!”.
Pero para cada actitud hay una consecuencia y la vida de estas personas no avanza. Al contrario, cuando se escucha y se obedece a Dios, todo marcha bien, ¡todo se resuelve de la mejor manera posible!
¿Usted ya tuvo una experiencia así?
¿Decidió obedecer a Dios y todo se resolvió?
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