Jesús habla sobre el principio de la vida humana y dice lo siguiente: “¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas!, que pagan el diezmo de la menta, del anís y del comino, y han descuidado los preceptos más importantes de la Ley…”, (Mateo 23:23). Jesús Se refiere a quienes profesan la religión, a las personas religiosas, hipócritas, que cumplían sus obligaciones religiosas pero dejaban los principios más importantes de la Ley de Dios.
Jesús está diciéndoles así a los fariseos: “Miren, ustedes (a los religiosos) son diezmistas, devuelven los diezmos, pero al mismo tiempo se olvidan de la justicia, de la misericordia y de la fe”. Es decir, usted viene a la Iglesia, ora a Dios, hace ayunos, da sus ofrendas, hace sus donaciones, pero deja de tener compasión de la persona que está junto a usted. Usted se olvida de ser una persona justa.
Al mismo tiempo que viene a la Iglesia, hace sus oraciones, sus plegarias, se olvida de ser una persona verdadera. A Dios no Le sirve que seamos religiosos, fieles, cumplidores de las reglas de la religión y que, al mismo tiempo, nos olvidemos, dejemos de lado la verdad y andemos en la mentira. Jesús considera a las personas que actúan así como personas que no tienen solución, que son hipócritas, no hay Salvación para esas personas, a no ser que se arrepientan, dejen el camino incorrecto y comiencen a vivir una vida correcta.
Jesús dice así: “…y han descuidado los preceptos más importantes de la Ley…”, es decir, las reglas más importantes de su alianza con Dios. Si usted quiere encontrarse con Él, si quiere conocerlo, tiene que tener como principio básico de su vida a la justicia. Si quiero encontrarme con Jesús tengo que darle la espalda a la injusticia. Es decir, a la mentira, al robo, al engaño, a la hipocresía y caminar en dirección a lo que es justo, a lo que es correcto. Antes de que Dios creara todas las cosas, Él creó la justicia. Él es la propia Justicia. El principio de Dios es la justicia, si usted no quiere andar en la justicia, olvídese de encontrarse con Dios. No sirve que la persona frecuente una Iglesia, si ella no obedece las reglas del Reino de Dios, quedará ciega, su fe no va a funcionar como a ella le gustaría. Va a ser engañada por su propia fe, que es lo que ha sucedido con la mayoría de la humanidad. Por eso muchos dicen: “Yo no creo en Dios, no creo que Dios exista”.
Entonces, Jesús dice que los preceptos más importantes de la Ley son la justicia, la misericordia y la fe. La justicia representa al Dios-Padre. La Biblia dice que Dios está sentado en el Trono de Justicia, que Su Trono es de Justicia. Si usted quiere un encuentro con Él, tiene que esforzarse, tiene que hacer todo lo posible, invertir en su conducta, en su comportamiento de justicia.
Jesús representa a la misericordia. No existe quien esté perdido que no pueda ser salvo cuando tiene un encuentro con el Señor Jesús. Sin embargo, es necesario que la persona manifieste fe en Su Persona. Esta fe es la acción del Espíritu Santo, que es lo que Jesús dice que es: justicia, misericordia y fe. Es Él quien nos da la fe para que podamos alcanzar la misericordia y para que, consecuentemente, vivamos en la justicia.
Usted está invitado a entregarle su vida a Aquel que es misericordioso, que es Jesús, porque solo Él le puede justificar, solo Él puede hacer justicia, solo Él puede permitir que usted sea justo a través de Su Sangre.
Si usted quiere andar con la justicia, que es Dios, tiene que dar los primeros pasos en dirección a la justicia. ¿Es difícil? No es fácil, usted tiene que sacrificar. Si usted quiere algo precioso, algo valiosísimo, que es la Salvación eterna de su alma, tiene que pagar el precio.
Secretos y misterios de la fe con el obispo Macedo, todos los domingos a las 18h, en Av. Corrientes 4070 – Almagro y en todas las Universal del país por videoconferencia.
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