La economía no mejora. De acuerdo a los últimos datos oficiales difundidos por el INDEC, la desocupación subió al 9,3% y se calcula que hay 1 165 000 de argentinos sin trabajo. Para colmo, los indicadores de consumo muestran una baja en el primer semestre, con bajas del 1,2% en el rubro alimentos y, solo en la Ciudad de Buenos Aires, la pobreza alcanza al 8,5% de la población.
Ante esta situación que no tiene un final cierto, hay dos alternativas, usted puede inclinarse ante el problema y someterse a la realidad, a la crisis, tratando simplemente de sobrevivir, o puede luchar por lo que quiere, levantándose contra la situación adversa y expresando su inconformidad con actitudes.
En el pasado, el pueblo de Israel pasó por una situación difícil, la sequía azotaba la tierra y esa falta de agua provocaba una gran escasez alimentaria. Ante este panorama, muchos se resignaron y buscaron ayuda en dioses que no dieron ninguna respuesta. Pero hubo siete mil personas que se mantuvieron confiando en el Dios Vivo, y tuvieron una respuesta: “Y Yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal, y cuyas bocas no lo besaron.”, (1 Reyes 19:18). Hoy sucede lo mismo, el desempleo y la crisis acechan, pero son pocos los que se mantienen en la fe y no se doblan ante los problemas. Es a ellos a quienes Dios les dará la victoria.
Este lunes 19 de septiembre será el día de los 7000 que no se doblaron ante los problemas. Estaremos en el Congreso para el Progreso determinando que Dios se manifieste en su vida, dándole la victoria ante los problemas económicos. Lo esperamos a las 8, 10, 12, 16 y especialmente a las 20 h en Av. Corrientes 4070.
Ellos lograron prosperar
Juan: “Tenía un juicio que había dado por perdido, lo había dejado de lado, e incluso el abogado me decía que no había chances de ganarlo porque tenía dos personas en contra. Vine al Congreso para el Progreso y clamé. Tuvimos una reunión con los abogados y me eximieron de todos los cargos, no tuve que poner un peso”.
Argentina: “Llegué al Congreso para el Progreso en la miseria, tenía una intimación de desalojo, no sabía qué iba a hacer con mis hijos, tanto mi marido como yo trabajábamos muchísimo, entre 16 y 20 horas por día pero no nos rendía el dinero. Perseverando logramos prosperar. Compramos un campo, un terreno y dos autos 0 km”.
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