“Si has de volver, oh Israel —declara el SEÑOR— vuélvete a Mí. Si quitas de Mi Presencia tus abominaciones, y no vacilas […] Romped el barbecho, y no sembréis entre espinos”. Jeremías 4:1,3
Esta Orden Divina es para todos los que han sido Llamados a Ministrar, en el Nombre de Jesús, la Liberación, el Perdón, la Salvación y las Buenas Nuevas. El Espíritu Santo Usó a Jeremías para Revelarnos un principio espiritual que no puede ser ignorado: antes de sembrar la Palabra, es necesario preparar la tierra. Esa tierra es el espíritu (mente), el alma (corazón) y el cuerpo del pueblo.
Muchos llegan a nuestras reuniones diariamente cargados de espinos:
– Espíritus malignos que causan miedo, ansiedad, depresión, adicciones, enfermedades, opresión emocional y psicológica, entre otras cosas.
– Pensamientos confusos, heridas del pasado, incredulidad, orgullo, resentimiento, conjeturas.
Si no usamos la autoridad espiritual para arrancar esos espinos, la Palabra no penetrará en nuestra vida. Podemos predicar fe, esperanza y Enseñanzas Poderosas, pero, si la tierra no fue limpiada y arada, la semilla será sofocada y no podrá germinar.
Veamos el modelo del Señor Jesús.
– El Señor Jesús Enseñó que la Buena Semilla (Su Palabra) debe ser sembrada en buena tierra.
¿Y qué es “buena tierra”?
– Tierra limpia: libre de espíritus y pensamientos que bloquean el entendimiento y la fe.
– Tierra arada: quebrantada por la oración, la liberación y el seguimiento espiritual.
– Tierra lista: dispuesta a entender, aceptar y practicar la Palabra.
Solo así la Buena Semilla da Su Fruto.
– Fruto de obediencia, de conversión, de carácter transformado.
– Fruto visible en el comportamiento, en las decisiones, en la vida familiar, en el servicio a Dios.
– Fruto del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, dominio propio (Gálatas 5:22-23).
Nuestra responsabilidad como siervos
– No podemos ignorar esta etapa.
– No podemos saltar el proceso.
– No podemos sembrar entre espinos.
Debemos usar la autoridad espiritual que nos fue dada para liberar.
– Orar con Poder y Autoridad.
– Ministrar con discernimiento.
– Romper las cadenas del mal antes de enseñar.
– Preparar la tierra antes de sembrar.
¿Qué sucede cuando lo hacemos?
– La Palabra es entendida, aceptada y practicada.
– El carácter es transformado.
– La Iglesia crece y da frutos verdaderos, se forman discípulos.
– Las personas son Bautizadas con el Espíritu Santo.
– Las naciones de América del Sur son Bendecidas en Él, y en Él se Glorían (Jeremías 4:2).
Conclusión personal
Pastores, Auxiliares, Misioneros:
– Rompan el barbecho.
– Liberen antes de enseñar.
– No siembren entre espinos.
– Preparen la tierra antes de sembrar.
Así verán cómo el Espíritu Santo Bautiza, Transforma y Glorifica al Señor Jesús en cada vida.
Esta es la orden. Este es el tiempo. Esta es nuestra Misión.
¡Nos vemos en la IURD o en las Nubes❗️
Obispo Julio Freitas