“El único amor verdadero es el amor de madre.”
¿SERÁ ASÍ?
Intente decirles eso a los niños abandonados en las calles, a las hijas vendidas a la prostitución, y a los hijos que continuaron sufriendo abuso aun sabiéndolo sus progenitoras.
No, no me tomé el día para hablar mal de las madres — la mayoría aún es un ejemplo de amor. Solo quiero señalar una falsa creencia popular creada por personas decepcionadas en la vida sentimental.
El amor realmente verdadero, solo es el de Dios. Nosotros los seres humanos, por nuestra distancia de Él, no sabemos amar como conviene. Por eso, si usted no busca APRENDER de la Fuente del Amor, no importa si usted es madre, padre, esposa, marido, novio o amante — usted no sabrá amar en la práctica.
¿Cuántas madres, con todo su amor, sin querer, terminan dejando traumas y complejos en sus hijos? “Ah, tú tendrías que ser más como tu hermana…” “Con esa manera de ser, ningún hombre va a querer casarse contigo…”
La mejor de las intenciones, la peor forma de buscar el efecto deseado. Sí, inclusive el proverbialmente perfecto “amor de madre” puede herir al hijo por ignorancia. Es por eso que todos nosotros necesitamos APRENDER a amar, no solo a depender de sentimientos de amor. Los sentimientos, a fin de cuentas, y no la inteligencia, están entre los mayores generadores de refranes y creencias populares.
En vez de apoyar su vida en un refrán popular, construya sobre los infalibles e inteligentísimos consejos de Dios.
PD. Aviso: El texto anterior no es sobre las madres.
Extraído Blog Obispo Renato Cardoso
[related_posts limit=”7″]