Antes de responder a la pregunta, entienda la analogía que el obispo Edir Macedo hace entre personas y palomitas:
“La transformación del maíz duro en una tierna palomita es el símbolo de la gran transformación por la cual los hombres deben pasar, para que sean lo que deben ser. El maíz de las palomitas no es lo que debe ser, sino que debe ser lo que sucede después de que explota”.
De esa manera, el hombre no revela todo su potencial antes de pasar por las tribulaciones. En los momentos más difíciles cada uno revela su potencial. “El maíz de las palomitas somos nosotros: duros, al punto de romper los dientes, imposibles de comer. Pero la transformación solo sucede por el poder del fuego. El maíz de las palomitas que no pasa por el fuego va a seguir siendo maíz de palomitas para siempre” explica el obispo.
El fuego provoca las grandes transformaciones. Quien se rehúsa a pasar por el fuego jamás descubrirá de lo que realmente es capaz.
“Su destino es la basura”
La tribulación que genera cambios sucede, muchas veces, cuando las personas no esperan pasar por esos problemas.
“El fuego es cuando la vida nos lanza en una situación que nunca imaginamos. Puede ser el fuego de afuera: perder un amor, perder un hijo, enfermarse, perder el trabajo, perder todo. Puede ser el fuego de adentro: pánico, miedo, ansiedad, depresión, sufrimientos cuyas causas ignoramos”.
Aunque todos pasen por este tipo de situaciones, no todos aceptan que tienen que cambiar.
Algunas personas piensan que la mejor manera de ser es como ya son, de esa manera, imposibilitan el propio crecimiento. Son como la “piruá”, ese maíz que se rehúsa a explotar, muere quemado, arrugado, sin ninguna utilidad.
“Su presunción y el miedo son la cáscara dura que no explota. El destino de ellas es triste. Quedarán duras toda la vida. No se transformarán en la flor blanca y tierna. No le van a dar alegría a nadie. Terminando la explosión alegre de la palomita, en el fondo de la olla quedarán los “piruás”, que no sirven para nada. Y su destino es la basura”, destaca el obispo.
Entonces, ¿usted es palomita o piruá?
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