La Biblia dice que había una mujer llamada Ana que no podía tener hijos, su marido la amaba a pesar de eso, pero su rival la irritaba y se burlaba. Porque antiguamente era vergonzoso para una mujer no poder tener hijos.
Año tras año Ana sacrificaba en el Templo lo que su marido le daba, pero no había resultados.
“Cuando llegaba el día en que Elcana ofrecía sacrificio, daba porciones a Penina su mujer y a todos sus hijos e hijas; pero a Ana le daba una doble porción, pues él amaba a Ana, aunque el Señor no le había dado hijos. Y su rival la provocaba amargamente para irritarla, porque el Señor no le había dado hijos. Esto sucedía año tras año; siempre que ella subía a la casa del Señor, la otra la provocaba. Y Ana lloraba y no comía.” 1 Samuel 1:4-7
Hasta el día en el que Ana, de su propia voluntad, hizo un voto con Dios…
“E hizo voto y dijo: Oh Señor de los Ejércitos, si Tú Te dignas mirar la aflicción de tu sierva, Te acuerdas de mí y no Te olvidas de Tu sierva, sino que das un hijo a Tu sierva, yo lo dedicaré al Señor por todos los días de su vida y nunca pasará navaja sobre su cabeza.” 1 Samuel 1:11
Note la palabra que Ana repitió varias veces en esta oración, ella se posicionó como sierva.
Ana Le dijo al Señor: “lo dedicaré a Ti”, y bastó que Lo agradara con esa oración para que Dios abriera su matriz.
Cuando su hijo Samuel nació, Ana se lo entregó a Dios.
Pero ¿cómo es posible que una mujer que no podía tener hijos Le entregara a Dios el único que Él le había dado?
Es que Dios les da a Sus siervos mucho más de lo que ellos piden, y después de que ella entregara a Samuel, le dio a Ana 5 hijos más.
¡Ana se posicionó como sierva y Dios la bendijo enormemente!
Muchas personas no son bendecidas porque quieren la bendición para su propia gloria y no para la gloria de Dios.
Si la persona quiere ser muy rica para glorificar a Dios, y Lo reconoce como ÚNICO SEÑOR, Él la hace inmensamente rica.
Desafortunadamente, las personas quieren tocar la gloria de Dios como hizo Lucifer que, debido a eso, se convirtió en satanás.
Ana se colocó como sierva y puso a Dios como SEÑOR.
Si la persona hace como Ana, Dios derrama sobre ella Su Espíritu para que gane almas y Lo glorifique.
Debemos decir: “Señor, todo lo que quiero de Ti es para Tu gloria.”
Debemos tener este espíritu de siervos porque solo hay UN SEÑOR y toda gloria Le pertenece.
Si la persona se propone enriquecer para Su gloria, Dios la bendice más allá de o que ella pueda llegar a imaginar.
¡Piense en eso!