¿Qué es lo que necesitan? ¿Qué quieren? Veo jóvenes tan especiales, cada una con su personalidad, esencia y costumbre, pero una cosa es un hecho, aun siendo únicas, ¡porque lo somos!, todas pasamos por momentos y situaciones similares. Son nuestras reacciones las que nos diferencian y hablan por sí solas: lo que tenemos por dentro, quiénes somos, si somos mujeres fuertes o sentimentales, determinadas y optimistas, o si cuando nos encontramos ante una situación difícil, nos desmoronamos, nos debilitamos, tenemos pensamientos negativos y nos entristecemos pensando que no lo vamos a lograr.
El sentimentalismo y la emoción son un problema para las mujeres, principalmente cuando no reconocen que esas cosas la dominan y no ven la necesidad de cambiar. No conozco a nadie que se deje llevar por sus emociones y haya hecho buenas elecciones. Al contrario, movidas por lo que sienten, hablan de más, gritan, pelean, y así vienen las tristezas, los resentimientos y las decepciones.
Tenemos que saber identificar cuándo las emociones hablan más alto y controlan la situación. ¡El sentimentalismo ciega y anula la fe! Entonces, siga esta orientación: elimine lo que no sirve, no se deje llevar por el sentimiento, tanto en un día bueno como malo. Haga la prueba.
“Acercaos a Dios, y Él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.”, (Santiago 4:8). No podemos abrigar dentro nuestro lo que no sirve, no podemos vivir por lo que sentimos, sino solamente por la fe.
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