“Cuando el SEÑOR hiciere volver la cautividad de Sion, seremos como los que sueñan. Entonces nuestra boca se llenará de risa, y nuestra lengua de alabanza; entonces dirán entre las naciones: grandes cosas ha hecho el SEÑOR con estos.”
(Salmos 126:1-2)
Cuando Dios Se manifiesta en la vida de alguien, existe una verdadera alegría. Es como si estuviera soñando; lo imposible se realiza. Lo imposible se vuelve posible; lo invisible se vuelve visible. Todos los que vieron la acción de Dios en su vida tendrán que admitir las grandes cosas que Él hizo.
El cambio de su vida es capaz de decir mucho más de lo que sus palabras ya les dijeron a sus amigos, familiares y a todos los que le conocen. Quien antes andaba en las tinieblas, ahora es la propia luz; quien antes vivía en depresión, ahora tiene la boca llena de risa y es la propia alegría.
Usted se vuelve el ejemplo de lo que las otras personas quieren ser. Se transforma en la mejor propaganda de lo que el poder de Dios puede hacer. Entonces, su vida puede glorificarlo y mostrar aquello de lo que Él es capaz. Quien sueña los sueños de Dios se convierte en un realizador de Su voluntad. Quien realiza la voluntad de Dios recibe mucho más de lo que soñó.
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El cambio en su vida habla mucho más de lo que sus palabras ya dijeron.
Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo