Suicidas enmascarados y desnudos se esconden entre cuadros raros y los candelabros caros de la gran casa. Ellos se dispersan sobre las camas, muebles, en el piso y a donde sea posible atacarse uno al otro, en un acto más que carnal, considerado por muchos como enfermizo.
Allí nadie se conoce y, en el caso de que se conozcan, no lo saben. Todos enmascarados, y como mucho dan una pista de quienes son. Los nombres jamás serán confirmados. “El tercer hijo de la reina Elizabeth, del Reino Unido, estuvo allí”, confirman algunos. Él lo niega.
Más que compartir su cuerpo con desconocidos, la misión en esa fiesta del sexo es arriesgar propia vida. Recuerde que hace algunas décadas estaba el famoso “juego” llamado la ruleta rusa, donde un revólver con solamente una bala pasaba de mano en mano y las personas se arriesgaban apretando el gatillo contra sí mismos sin saber si el arma se dispararía. Perdía obviamente, quién “encontraba” la bala.
Peligro y placer
Ahora, gana fama una versión diferente del juego, en que, más que arriesgarse a perder la vida se arriesgan a sufrir durante varios años, llevando sufrimiento a los familiares y amigos cercanos: es la ruleta rusa del HIV.
En una fiesta del sexo “normal”, algunos invitados especiales se relacionan. En ese juego, también conocido como “ruleta rusa eslovena”, uno de esos invitados es un portador diagnosticado con HIV. La “diversión” está en no saber quién es. Con la posibilidad de contraer el virus, algunas personas, inclusive celebridades, se sienten más entusiasmadas.
“Esos son casos en los que la excitación es estimulada por el peligro”, dice un artículo de la revista Sociétés, del Centro de Estudios Sobre lo Cotidiano de la Universidad de París, capital francesa. El artículo, escrito por el psicólogo André Barreto, todavía afirma que “el placer para estas cosas está asociado a algún tipo de descontrol”.
¿A quién sirve el descontrol?
En Salmos 121, en los versículos 3 y 4, está escrito que el Señor “No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que Te guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá Él que guarda a Israel.”
Para la Biblia, aquel que mantiene en sí las enseñanzas dadas por medio de la Palabra, aquellos que guardan a Dios de Israel en sí, no resbalan, pues el Señor guía sus pasos. Por ese motivo, tantas veces, el obispo Edir Macedo y los predicadores que lo acompañan, refuerzan la importancia de usar la fe con inteligencia. Es necesario razonar, reflexionar reflejar y tomar decisiones sabias, siempre manteniendo el control sobre las propias actitudes, aun cuando se trata de algo tan sagrado como el cuerpo humano.
“Como templo del Espíritu Santo, el cuerpo exige cuidando especial”, afirma el obispo Macedo. “No en lo que respecta a los excesos de vanidad, sino en el celo de la conducta moral y espiritual. Al final de cuentas, él deja de ser propiedad personal para servir como habitación de Dios en Espíritu.”
¿Cómo alguien que espera tener el Espíritu Santo habilitado en su corazón, en su cuerpo, se arriesga a entregar un organismo debilitado a Dios? Antes, debe limpiarse y estar listo para recibir el Señor. Quien recibe una visita importante prepara su casa para eso, ¿verdad?
Participar de ese tipo de cosas es destruir el lugar en el que Dios quiere habitar. Y, peor, arriesgarse por “diversión” a demoler algo que Él mismo prestó solo por algún tiempo.
“El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor es para el cuerpo“, escribió Pablo de Tarso a los Corintios. “¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? Huid de la lujuria. Todos los demás pecados que un hombre comete están fuera del cuerpo, pero el fornicario peca contra su propio cuerpo. ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Pues por precio habéis sido comprados; por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.” (1 Corintios 6:13-20)
Si usted se ha entregado a los placeres de la carne, manchando el templo del Espíritu Santo y quiere cambiar esa situación, participe en una reunión en la Universal. Encuentre la dirección de un templo cercano a su casa ingresando http://universal.org.ar/direcciones/
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