Al que cree todo le es posible. Marcos 9:23
Tal vez este sea el más ilimitado, el más inspirador, y el más motivador Pensamiento de Jesús. Dice tanto en tan pocas palabras. Abre las puertas a la imaginación. Robustece el desanimado. Muestra que lo que queremos solo depende de nosotros y de nadie más.
Nuestro error muchas veces es compararnos con otras personas. Pensamos que ellas son nuestros competidores. Queremos ser mejores o al menos tan buenos como ellas. Entonces, medimos nuestro desempeño según el de los demás. Nos alegramos cuando los superamos y nos entristecemos cuando no. Pensamos totalmente equivocado porque nuestro mayor rival, en realidad, somos nosotros mismos. Tenemos que ser nuestro principal foco de superación.
¿Cuántos superan enemigos o adversarios pero sucumben delante de sí mismos? Mike Tyson, el famoso luchador de boxeo americano, ganó todos los títulos que un boxeador podría tener. Su carrera era envidiable. Sus adversarios eran fulminados en el ring, uno por uno, a veces en solo unos segundos. Se convirtió en un deportista famoso y millonario. Sin embargo, afuera del ring, Tyson no logró superarse. Se casó y se divorció tres veces. Fue condenado a prisión por violación. Agredió a personas en la calle. Se volvió alcohólico y drogadicto. Eventualmente, se declaró en bancarrota y confesó recientemente que casi se muere a causa de las adicciones. Su lucha contra sí mismo aún está por decidirse.
Pero no somos mejores que él. Todos cometemos el error de buscar el éxito superando a los enemigos externos. Pero lo que conquistamos del lado de afuera depende de lo que tenemos adentro: nuestra fe. Lo que hace todo posible es lo que creemos. Y la creencia es algo que está adentro de cada uno. Por eso, la mayor superación es superarse a sí mismo.
Usando ese poder que está adentro suyo, todo le será posible.
La duda ve los obstáculos. La fe ve el camino. La duda ve la oscuridad de la noche. La fe ve el amanecer del día. La duda teme dar un paso. La fe vuela en las alturas. La duda pregunta, “¿quién cree?” La fe responde, “Yo”.
Y usted, ¿cree?
Aplicación: Hay fe adentro de usted, pues ella es un presente de Dios para todos. Despiértela, ejercítela, ponga esa fe a funcionar. Supérese a sí mismo y todo le será posible.
¿Y si a partir de ahora comienza a competir con usted mismo? ¿Y si determina superarse, ser cada día un poquito más y mejor que el día anterior? ¿Y si comienza a creer que con la ayuda de Dios, todo realmente le será posible? ¿Qué intentaría si supiera con seguridad que lo lograría?
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